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Alimento Diario - 4 de Julio

  

Julio 4

Con qué propósito

Y lleven una vida de amor, así como Cristo nos amó y se entregó por nosotros. Efesios 5:2

Hace un tiempo leí una historia que me hizo pensar mucho. Era la historia  de una pareja, Daniela y Antonio, que habían estado casados por un día, pues al día siguiente de haber contraído nupcias, Antonio había fallecido de cáncer.

La historia narraba cómo un grupo de trabajadores del hospicio donde Antonio permaneció sus últimos días planeó la boda, y cómo la comunidad entera regaló todo lo necesario para que la pareja se pudiera casar... incluyendo los anillos de boda. También contaba que Daniela, aun sabiendo que Antonio estaba a punto de morir, le había dich "Prefiero estar casada contigo un solo día a no estarlo nunca".

Mi primera reacción ante tan tierna historia fue llorar, y mi segunda reacción fue preguntar: ¿Por qué se tomaron todo ese trabajo? Porque el joyero obsequió valiosos anillos, el restaurante regaló la comida, y tanto el vestido de la novia como el traje del novio fueron gratis... ¿Por qué se tomaron todo ese trabajo, si sabían que uno de los contrayentes iba a morir muy pronto?

Desviándome de este acontecimiento especial, mi pensamiento fue al Salvador, pues muchas veces me he preguntado lo mismo acerca de Él. ¿Por qué es que Jesús vino a este mundo? Después de todo, él sabía cómo terminaría todo; sabía que un amigo lo traicionaría; que sería rechazado, golpeado, flagelado, coronado con espinas y clavado a la cruz.

¿Por qué vino Jesús, si sabía que iba a morir?

La respuesta a por qué la pareja contrajo matrimonio, y a por qué Jesús vino a este mundo es la misma: por amor.

Daniela amaba a Antonio, por lo que no le importaba sufrir con tal de estar junto a él. Lo mismo es verdad para Jesús. A fin de que podamos estar con él, Jesús estuvo dispuesto a sufrir y morir por nosotros. Y gracias a que lo hizo, somos perdonados, salvados y vamos a vivir eternamente a su lado.

ORACIÓN: Señor Jesús, te alabo y doy gracias porque aun sin merecerlo, me has amado tanto que estuviste dispuesto a dar tu vida como sacrificio para que yo pueda ser salvo. Enséñame a amar como tú amas. En tu nombre. Amén.

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