Poder y amor
Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna. Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él. Juan 3:16-17
Dolly Madison es más que el nombre de la compañía que hace los Zingers y las roscas cubiertas con azúcar.
Dolly Madison fue la esposa del cuarto presidente de los Estados Unidos, y hasta el día de hoy sigue siendo una de las mujeres más populares de la historia de este país.
Dondequiera que fuera, Dolly cautivaba a todas las personas con su manera de ser. No importaba si la persona era famosa o desconocida, rica o pobre, hombre o mujer. Todos los que la conocían se quedaban encantados con ella.
Una vez alguien le preguntó cómo hacía para ejercer esa atracción sobre los demás, a lo que muy sorprendida, contestó: "¿Dice que yo atraigo a las personas? Yo no tengo ningún poder especial, ni tampoco deseo tenerlo. Lo único que hago es amarlas a todas por igual".
No somos muchos los que podemos decir lo mismo sin que los demás se nos rían en la cara.
Los cristianos conocemos a una persona que amó a todos por igual: el Señor Jesucristo.
Lamentablemente, no todo el mundo le respondió con el mismo amor, y hasta fue odiado por los líderes de la iglesia, del gobierno, y de otros que estaban celosos de él.
¿Cuál fue la razón por la cual Jesús amó con tanta intensidad y se sacrificó completamente? No lo hizo para tener poder ni para ser famoso, sino porque amó tanto al mundo que dio se dio a sí mismo para que el mundo pudiera ser salvo.
Le invito a que juntos lo amemos a él, nuestro Salvador.
ORACIÓN: Querido Salvador, tu amor hizo que dieras tu vida como sacrificio para mi salvación. Por tu gloriosa resurrección puedo creer que todos los que te confiesan como su Salvador no morirán, sino que tendrán vida eterna junto a ti. En tu nombre. Amén.
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