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Encuentro con Jesús - 17 de Abril


Abril 17

La limpieza del templo

MATEO 21.12-17

Para los discípulos, el Domingo de Ramos debió de haberles parecido un sueño. Mientras seguían al Señor en el área del templo, sus voces debieron de haber sido ahogadas por el clamor de las personas.

El patio de los gentiles, la única área a la que podían entrar los no judíos, se había convertido en un mercado al aire libre. El Maestro y sus seguidores se abrían paso a duras penas a través de la multitud de clientes que regateaban con los comerciantes, y que gritaban para hacerse oír por sobre el ruido del ganado y de las palomas utilizadas para los sacrificios. Otros peregrinos se apiñaban alrededor de los mercaderes, y protestaban por las tarifas abusivas para adquirir la moneda del templo.

Cristo había visto suficiente. Irrumpió en el patio, volcó las mesas y las sillas de los comerciantes, mientras conducía a los animales a la salida en medio de un gentío que luchaba por recoger el dinero tirado al suelo. Por último, cerró el paso para impedir que atravesaran el templo con las mercaderías (Mr 11.16).

Los discípulos debieron estar atónitos. Esperaban que el Mesías juzgara a sus opresores, no a su pueblo y su templo. Por último, el Señor alzó su voz por encima del griterío, para recordarles un pasaje que al parecer habían olvidado: “¿No está escrito: Mi casa será llamada casa de oración para todas naciones? Mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones” (v. 17). La muchedumbre estaba asombrada. Pero los líderes religiosos se sintieron ofendidos y comenzaron a planear su muerte (v. 18).

 Las acciones de Jesucristo en el templo enfatizaban cuán desmedida es la oferta de salvación. Él demostró que nadie debe restringir o estorbar a quienes Dios llama para salvación.

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