Crosswalk.com

Alimento Diario - 23 de Abril

  

 

¡Eres libre!

Porque Cristo murió por los pecados una vez por todas, el justo por los injustos, a fin de llevarlos a ustedes a Dios. Él sufrió la muerte en su cuerpo, pero el Espíritu hizo que volviera a la vida. Por medio del Espíritu fue y predicó a los espíritus encarcelados, que en los tiempos antiguos, en los días de Noé, desobedecieron, cuando Dios esperaba con paciencia mientras se construía el arca. En ella sólo pocas personas, ocho en total, se salvaron mediante el agua, la cual simboliza el bautismo que ahora los salva también a ustedes. El bautismo no consiste en la limpieza del cuerpo, sino en el compromiso de tener una buena conciencia delante de Dios. Esta salvación es posible por la resurrección de Jesucristo, quien subió al cielo y tomó su lugar a la derecha de Dios, y a quien están sometidos los ángeles, las autoridades y los poderes. 1 Pedro 3:18-22

“Creo... en Jesucristo... que fue... crucificado, muerto, y sepultado. Descendió a los infiernos. Al tercer día resucitó de los muertos.” Estas palabras del Credo Apostólico nos dicen que Jesús dejó la tumba en algún momento después del atardecer del viernes, y descendió al infierno, el lugar donde están los muertos que están separados de Dios.

Él fue llevado a la muerte de una manera (en su estado de humillación), y fue levantado por el Espíritu a la vida de otra manera (en su estado de exaltación). Fue en este estado de vida que proclamó su gran victoria sobre la muerte y todas las fuerzas diabólicas a los espíritus encarcelados (en el infierno). No les estaba ofreciendo una segunda oportunidad, sino anunciando la victoria de Dios y el cumplimiento de la promesa de Génesis 3:15. La poderosa Palabra de Dios ató a Satanás, el jefe de la prisión.

Piense en los momentos en que ha sido débil ante la tentación, víctima del pecado, amenazado con la muerte, o acusado de no ser amado por Dios. Ninguna de esas cosas tiene poder sobre su vida, porque Jesús descendió al infierno para darle victoria y liberarle. Cuando se sienta amenazado, busque fuerzas en Jesús. Fije su mente en él, y su Espíritu le dará libertad y vida nueva.

ORACIÓN: Señor Jesús, ayúdame a buscar en ti lo que necesito para reparar mi vida y llenarla con nuevas fuerzas para agradecerte y alabarte, servirte y obedecerte. Amén.

© Copyright 2011 Cristo Para Todas Las Naciones

CRISTO PARA TODAS LAS NACIONES 
660 Mason Ridge Center Dr. 
St. Louis, MO 63021 
1-800-972-5442 
camino@lhm.org 
www.paraelcamino.com