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Encuentro con Jesús - 1 de Agosto


Agosto 1

El amor y la guerra

Leer | Luke 6:27-31

Un aspecto de confusión acerca de la guerra, es la clara discrepancia entre las palabras de Jesús y la aprobación de la guerra por parte de Dios en el Antiguo Testamento. ¿Pueden compaginarse estas enseñanzas diferentes? ¿Cómo puede el Dios que dijo a Israel que destruyera a los cananeos, ser el mismo que dijo: “Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os aborrecen” (v. 27)?

Para aclarar esta cuestión, debemos distinguir entre las órdenes dadas a naciones, y las instrucciones dadas a personas. El Señor ha dado ciertas responsabilidades a los gobiernos. Los llama ministros de Dios para el bien, y los ha encargado de castigar el mal (Ro 13.4). Pero a las personas les dice: “No os venguéis vosotros mismos” (12.19).

En la guerra se mata a personas, pero esto no es lo mismo que asesinato. Un soldado en el campo de batalla cumple sus obligaciones bajo la autoridad de su gobierno (Ro 13.1, 2). El asesinato, por el contrario, es la respuesta vengativa de una persona a la ira o a los celos, y está motivada por el deseo de destruir a otra persona.

Cuando los gobiernos castigan el mal, los inocentes son protegidos, pero cuando los individuos buscan su propia venganza, se destruyen a sí mismos y también a otros. En el capítulo 6 de Lucas, Jesús estaba hablando acerca de conflictos personales, no de guerras nacionales.

¿Nos apresuramos a dar batallas personales, pero somos lentos en afirmar el castigo del mal como nación? Algunas veces, la única manera para que un país tenga paz, es ir a la guerra, pero nunca tendremos paz interior si estamos en guerra con las personas que nos han hecho algún daño.

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