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El Camino Bíblico - 2 de Agosto

 

Lea Isaiah 5

En la lectura de hoy:

El juicio de Dios sobre los pecadores; la visión de Isaías de la santidad de Dios; su mensaje para el rey Acaz; el nacimiento y el reino de Cristo es predicho

El profeta Isaías predijo el jucio de Dios contra Judá por cinco específicos pecados. El primero, el egoísmo y la avaricia: «¡Ay de los que juntan casa a casa, y añaden heredad a heredad hasta ocuparlo todo! ¿Habitaréis vosotros solos en medio de la tierra?» (Isaías 5:8). El segundo, las borracheras: «¡Ay de los que se levantan de mañana para seguir la embriaguez; que se están hasta la noche, hasta que el vino los enciende!» (5:11). El tercero, el negarse a reconocer que eran pecadores y desfilar con sus pecados delante de Dios: «¡Ay de los que traen la iniquidad con cuerdas de vanidad, y el pecado como con coyundas de carreta . . . ! » (5:18-19). El cuarto, la falta de sinceridad, la decepción personal, y la hipocresía: «¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo!» (5:20). El quinto, el orgullo, la base de todos los otros pecados: «¡Ay de los sabios en sus propios ojos, y de los que son prudentes delante de sí mismos!» (5:21).

Acaz, el rey de Judá, esperaba enfrentarse a guerra. El profeta le hizo una súplica, diciendo: «Pide para ti señal de Jehová tu Dios . . . » (7:11). Aunque Acaz lo rechazó, Isaías predijo una de las más gloriosas profecías acerca del verdadero Rey de reyes quien estaba por venir: «Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un Hijo, y llamará Su nombre Emanuel» (7:14). Setecientos años después, el ángel Gabriel lo confirmó a la virgen María, diciéndole: « . . . El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con Su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios» (Lucas 1:35). Si negamos el nacimiento de Jesucristo por una virgen y tenemos dudas de la deidad o la humanidad de Jesús de Nazaret entonces perdemos todo el significado de que Jesucristo es al mismo tiempo el Santo Dios como el Hombre sin pecado.

El profeta Isaías recibió otra gloriosa revelación del eterno Rey de reyes cuando profetizó, diciendo: «Porque un Niño nos es nacido, Hijo nos es dado, y el principado sobre Su hombro; y se llamará Su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz» (Isaías 9:6). Jesucristo fue el Admirable Consejero en Su vida aquí en la tierra, Admirable Consejero en proveer la vida eterna para todos los creyentes por Su muerte en la cruz por nuestros pecados, y Admirable Consejero en llegar a triunfar sobre la muerte. Sólo Él es el Admirable Consejero, el Revelador de toda Verdad: «Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por Él fueron hechas, y sin Él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho» (Juan 1:2-3).

Pensamiento para hoy:

Para su propia pérdida, la persona que se justifica a sí misma piensa que es «lo suficiente buena» y que no tiene necesidad del Salvador.

Lectura opcional: Hebreos 10

Versículo de la semana para aprender de memoria:

Salmos 34:19