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El Camino Bíblico - 18 de Agosto

 

Lea Jeremiah 15

En la lectura de hoy:

Oración de Jeremías; las señales del cautiverio de Judá; las regulaciones del día de reposo; la lección del alfarero; el absoluto poder de Dios sobre las naciones

«¡Sea así, oh Jehová, si no te he rogado por su bien, si no he suplicado ante Ti en favor del enemigo en tiempo de aflicción y en época de angustia!» (Jeremías 15:11). Pero, cuando los israelitas rechazaron a Dios y a Su Palabra como su estilo de vida, ellos perdieron el privilegio de tener Su protección y sufrieron pérdidas espirituales y físicas que fueron irreparables.

Dios mandó a Jeremías a la casa del alfarero para entender el problema de los israelitas y sus consecuencias futuras.

Dios le dijo a Jeremías: «Levántate y vete a casa del alfarero, y allí te haré oír Mis Palabras. Y descendí a casa del alfarero, y he aquí que él trabajaba sobre la rueda. Y la vasija de barro que él hacía se echó a perder en su mano; y volvió y la hizo otra vasija, según le pareció mejor hacerla» (18:2-4). Entonces el Señor le dijo: «¿No podré Yo hacer de vosotros como este alfarero, oh casa de Israel? . . . He aquí que como el barro en la mano del alfarero, así sois vosotros en Mi mano. . . . Pero si esos pueblos se convirtieren de su maldad contra la cual hablé, Yo Me arrepentiré del mal que había pensado hacerles. . . . Pero si hiciere lo malo delante de Mis ojos, no oyendo Mi voz, Me arrepentiré del bien que había determinado hacerle» (18:6,8,10).

Cuando «la vasija» (Su pueblo escogido) «se echó a perder en Su mano», (en mano del Buen Alfarero) fue el mismo barro que se endureció de sí mismo y no la obra del Alfarero lo que dejó «la vasija» sin valor. Israel había rechazado la voluntad de Dios y se había «echado a perder» (endurecido) por el pecado. Por consiguiente, «la vasija», Israel, fue quebrantado por Babilonia, el instrumento que Dios usó, y fueron llevados al cautiverio. Después de 70 años del cautiverio (25:11), Dios hizo «del barro» «otra vasija» para ilustrar la presencia de los pocos judíos que habían vuelto a Jerusalén para reedificar el templo y establecer la adoración a Dios.

Todos nosotros somos como «vasos de barro» terrenales, pero Dios tiene un plan especial para todos nosotros para llegar a ser vasijas que Él pueda usar, aunque a veces nos vemos también echados a perder por el pecado. Cuando nos rendimos al Maestro y Alfarero de nuestras vidas, con manos amorosas Dios viene a nuestras vidas y las hace «otra vasija», preparada para contener y expresar la presencia de Cristo mismo. «De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas» (II de Corintios 5:17).

Pensamiento para hoy:

Es para la gloria de Dios que fuimos creados.

Lectura opcional:

II de Pedro 3

Versículo de la semana para aprender de memoria:

II de Timoteo 3:2