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El Camino Bíblico - 27 de Agosto

 

Lea Jeremiah 45

En la lectura de hoy:

El mensaje de Jeremías para Baruc; el juicio contra Egipto, contra Filistea, y contra Moab

Entre todas las profecías de Jeremías, el Señor decidió incluir un mensaje personal sólo para un hombre, a Baruc, el asistente descontento de Jeremías. «Así ha dicho Jehová Dios de Israel a ti, oh Baruc: Tú dijiste: ¡Ay de mí ahora! porque ha añadido Jehová tristeza a mi dolor; fatigado estoy de gemir, y no he hallado descanso» (Jeremías 45:2-3). Puede ser que Baruc esperaba que su servicio como un escriba le iba a ayudar a cumplir con sus ambiciones personales, ser bien reconocido, u otras metas egoístas.

El abuelo de Baruc, Maasías, había sido el gobernador de Jerusalén durante el reino de Josías (32:12; II de Crónicas 34:8). ¿Pensaba Baruc en secreto que él tenía una «gran lista de cualidades» para ser no más que un escriba para un profeta no muy popular?

En vez de recibir alguna recompensa, o aun algunas palabras de compasión, Baruc recibió una fuerte reprimenda del Señor: «¿Y tú buscas para ti grandezas? No las busques . . . » (Jeremías 45:5).

Baruc no expresó ningún dolor sobre la futura destrucción de Jerusalén y del templo de Dios, y sobre la triste esclavitud del pueblo, tal y como lo profetizó Jeremías. Al contrario, él solamente expresó pena por no poder cumplir con sus metas personales.

Aunque Baruc estaba registrando la Palabra de Dios que fue hablada por Jeremías, él no tenía un sentido espiritual ni el discernimiento de Jeremías, quien deseaba que el pueblo se arrepintiese de sus pecados y evitara su destrucción. Baruc tenía un gran privilegio como colaborador en el ministerio de Jeremías.

Nuestro tiempo y nuestros talentos son tesoros preciosos que el Señor ha depositado en nuestras vidas para cumplir Su voluntad en nosotros y por medio de nosotros. La verdadera satisfacción viene cuando reconocemos que Dios ha arreglado las circunstancias que vienen a nuestras vidas.

La actitud de Baruc es típica de las personas que están descontentas y frustradas por sus circunstancias o sus posiciones de poca o de menos importancia de las que ellos piensan que se merecen, o aun otras tantas personas que viven frustradas con sus cónyuges. Tales personas faltan en reconocer que « . . . gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento» (I de Timoteo 6:6).

Pensamiento para hoy:

«Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta . . . » (Mateo 6:26).

Lectura opcional: Apocalipsis 1

Versículo de la semana para aprender de memoria:

II de Timoteo 3:3