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El Camino Bíblico - 22 de Sepa

 

Lea Amos 1

En la lectura de hoy:

Los juicios declarados sobre Judá, sobre Israel, y sobre las naciones a sus alrededores; el dolor de Jehová sobre el cautiverio futuro de Israel

Amós era sólo un trabajador de campo del pueblo de Tecoa, en Judá, pero él estaba dispuesto a hablar por Dios en contra del pecado aun más allá de los confines del reino del sur. Amós presentó su profecía del juicio pendiente en Betel, el lugar de uno de los dos centros falsos de adoración y el lugar de una de las varias residencias del rey Jeroboam II en el reino del norte de Israel. Esto tomó lugar durante un tiempo de prosperidad y expansión en los territorios del reino del norte. Desde que el pueblo de Israel se sentía orgulloso por su prosperidad, pensamos que le pareció un poco ridículo oír a este intruso proclamar: «Oíd esta Palabra que ha hablado Jehová contra vosotros, hijos de Israel . . . por tanto, os castigaré por todas vuestras maldades. . . . Un enemigo vendrá por todos lados de la tierra, y derribará tu fortaleza, y tus palacios serán saqueados» (Amós 3:1-2,11). Por causa de sus pecados, la destrucción era inevitable. Pero, el mensaje de Amós sobre el juicio de Dios fue ignorado (2:6-8; 5:11-12).

Amasías, el sacerdote comprado por el rey Jeroboam II, no era del linaje levítico, y rápidamente le llevó el mensaje al rey sobre este desagradable profeta del reino del sur. Amasías interpretó las palabras de Amós y dijo que Jeroboam II, iba a morir al filo de la espada; pero el profeta sólo había proclamado lo que Dios había dicho: «(Me) levantaré con espada sobre la casa de Jeroboam. . . . Y Amasías dijo a Amós: Vidente, vete, huye a tierra de Judá» (7:9-12). La profecía se cumplió cuando Zacarías, el hijo de Jeroboam II, fue asesinado por Salum después de reinar sólo por seis meses. Salum tomó su lugar, pero él también reinó solamente por un mes, pues fue asesinado por Manahem (II de Reyes 15:8-10,13-14).

Dios a veces usa personas ordinarias como Amós para proclamar Su mensaje. No está en lo que poseemos de talentos, o en lo popular que seamos, pero lo que nos capacita para ser usados por el Señor está en lo obediente que seamos al Señor.

«Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, a fin de que nadie se jacte en su presencia» (I de Corintios 1:26-29).

Pensamiento para hoy:

El Espíritu Santo proveerá de Su fuerza a cualquiera que esté dispuesto a rendirse a Él.

Versículo de la semana para aprender de memoria: Juan 1:12