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El Camino Bíblico - 11 de Diciembre

 

Titus 1 – Philemon 1

En la lectura de hoy:

Los requisitos para los oficiales de la iglesia; una advertencia contra los maestros falsos; la conducta del creyente; la súplica de Pablo por Onésimo

La iglesia en la isla de Creta necesitaba un liderazgo espiritual, así fue que el apóstol Pablo le dio instrucciones a Tito de ordenar hombres calificados para estas posiciones. Cada hombre tenía que ser «irreprensible (sin reproche), marido de una sola mujer, y (que) tenga hijos creyentes que no estén acusados de disolución ni de rebeldía. Porque es necesario que el obispo sea irreprensible, como administrador de Dios; no soberbio, no iracundo, no dado al vino, no pendenciero (violento), no codicioso de ganancias deshonestas, sino hospedador, amante de lo bueno, sobrio, justo, santo, dueño de sí mismo (disciplinado), retenedor de la Palabra fiel tal como ha sido enseñada, para que también pueda exhortar con sana enseñanza y convencer a los que contradicen» (Tito 1:6-9).

La iglesia pertenece a Cristo. Sus requisitos para los líderes espirituales no se deben pasar por alto; todas las otras opciones y alternativas del hombre son inaceptables delante de Dios. Esta epístola de Pablo a Tito le advierte que los líderes tienen que ser irreprensibles en sus vidas personales.

El apóstol Pablo da instrucciones para que los ancianos enseñen a los hombres jóvenes y que las ancianas enseñen a las mujeres jóvenes, instruyéndoles en cómo abandonar las pasiones malvadas y las ambiciones mundanas, y vivir honorablemente delante del Señor. «Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente, aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo, quien se dio a Sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad (maldad, desorden) y purificar para Sí un pueblo propio, celoso de buenas obras» (2:11-14). Nuestras enseñanzas deben de estar basadas sobre la triple obra de Cristo por Su pueblo como el resultado de Su muerte en la cruz. [1] Él nos hace libres - «para redimirnos de toda iniquidad»; [2] Él nos separa del mundo para Sí mismo para «purificar para Sí un pueblo propio;» [3] y Él nos hizo un pueblo «celoso de buenas obras» (2:14).

Cada creyente siempre debe de ser «retenedor de la Palabra fiel tal como ha sido enseñada, para que también pueda exhortar con sana enseñanza y convencer a los que contradicen» (Tito 1:9).

Pensamiento para hoy:

Las actitudes de superioridad y de pensar al mismo tiempo que otras personas son inferiores son malvadas.

Versículo de la semana para aprender de memoria: I de Corintios 13:2