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El Camino Bíblico - 17 de Enero


Introducción al Libro de Éxodo

Lea Genesis 49

En la lectura de hoy:

Las profecías de Jacob; la muerte de Jacob y de José; los hebreos son oprimidos en Egipto

Después de la muerte de José, el privilegio que los israelitas tenían gradualmente desapareció. «Entretanto, se levantó sobre Egipto un nuevo rey que no conocía a José» (Éxodo 1:8), quien pensó no tener ninguna obligación con los descendientes de José. Este rey tenía miedo del gran número de israelitas, y les dijo a sus administradores: « . . . el pueblo de los hijos de Israel es mayor y más fuerte que nosotros. . . . (Y) acontezca que viniendo guerra, él también se una a nuestros enemigos y pelee contra nosotros, y se vaya de la tierra. Entonces pusieron sobre ellos comisarios de tributos que los molestasen con sus cargas . . . Pero cuanto más los oprimían, tanto más se multiplicaban y crecían, de manera que los egipcios temían a los hijos de Israel» (Éxodo 1:9-12). La palabra «temían» expresa una mexcla de odio y temor.

Desesperado por una respuesta a su dilema « . . . habló el rey de Egipto a las parteras hebreas (sobre los partos) . . . si es (un) hijo, matadlo» (Éxodo 1:15-16). Un tiempo después de este horrible edicto, «un varón de la familia de Leví fue y tomó por mujer a una hija de Leví; la que concibió, y dio a luz un hijo (Moisés) . . . (y) le tuvo escondido tres meses» (2:1-2). Pero entonces, por miedo de ser descubierta, « . . . tomó una arquilla . . . y colocó en ella al niño y lo puso en un carrizal a la orilla del río» (Éxodo 2:3).

Sin el cruel edicto del Faraón, Moisés nunca hubiese sido rescatado por la hija del Faraón, ni hubiese participado de todas las ventajas del mayor imperio mundial de aquel entonces. Dios estaba preparando a Moisés para llevar a los israelitas otra vez a la tierra prometida.

Nosotros también nos enfrentamos a sufrimientos, donde parece que estamos bajo el control de situaciones donde estamos sin poder, tal y como los israelitas. Puede que usted esté en una situación donde la muerte de una persona querida le ha dejado sin padres o sin cónyuge. Usted puede sentirse derrotado después de separarse su familia, o aun por recibir una diagnosis de muerte de su doctor. Todos nosotros tendremos que enfrentar muchos sufrimientos improvistos.

Cada creyente puede decir con el apóstol Pablo: «Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir . . . ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios» (Romanos 8:38-39).

Pensamiento para hoy:

El Dios Todo-suficiente no muestra parcialidad.

Lectura opcional: Mateo 17

Versículo de la semana para aprender de memoria:

Proverbios 28:9