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El Camino Bíblico - 18 de Febrero

 

Numbers 3

En la lectura de hoy:

El censo y los deberes de los levitas: los hijos de Coat, los hijos de Gersón, y los hijos de Merari por sus familias; la redención de los primogénitos

Los dos hijos mayores de Aarón, Nadab y Abiú, habían recibido gran honor al ser incluidos, con Moisés y los otros 73 ancianos en el monte Sinaí, para oir la voz de Dios (Éxodo 24:1,9). Ellos fueron reconocidos nacionalmente y ordenados por Dios a ser líderes espirituales. Pero, todo esto no los protegió de las consecuencias de su desobediencia. Los nuevos ordenados sacerdotes

« . . . Nadab y Abiú murieron delante de Jehová cuando ofrecieron fuego extraño delante de Jehová en el desierto de Sinaí» (Números 3:4). Ellos tomaron la libertad de quemar incienso, simbólico de las oraciones del pueblo, con un fuego no autorizado, ni encendido por Dios sobre el altar de bronce (Levítico 9:23-24; 10:1-2).

Su fuego no autorizado recalca lo serio que es cuando nos separamos de los mandamientos de Dios. Esto nos enseña que nadie es tan importante o popular como un «líder espiritual» para que Dios pase por alto su desobediencia a la Palabra de Dios. Ser un ministro, o aun un miembro de una iglesia, sin intención de someterse toda la vida para agradar a Cristo, eso es hipocrecía.

La decisión de ignorar cualquier mandamiento de Dios es pecado. Nunca debemos de usar las circunstancias para justificar una excepción a Su Palabra. Ni tampoco hay una opción para escoger una parte de Su Palabra que se pueda descuidar o rechazar, pues toda es inspirada por Dios. La Palabra de Dios es la fuente para suplir las necesidades del corazón humano; es la única y final fuente para encontrar la verdad absoluta.

Tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, «Toda la Escritura es . . . útil para enseñar» (II de Timoteo 3:16). Todas las doctrinas del Nuevo Testamento están basadas en los principios del Antiguo Testamento. «Porque si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados, sino una horrenda expectación de juicio . . . El que viola la Ley de Moisés, por el testimonio de dos o de tres testigos muere irremisiblemente. ¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia?» (Hebreos 10:26-29).

Pensamiento para hoy:

Ningún creyente es digno, pero hemos sido aceptados por nuestro Salvador por Su amor que nos perdona y por la gracia de Dios.

Lectura opcional: Marcos 16

Versículo de la semana para aprender de memoria: Efesios 3:18