Crosswalk.com

Conexión Vertical - 24 de Febrero

 

¡Solo es obediencia!
 
Naamán, era general del ejército de Siria, un varón que tenía alta estima delante del rey, porque por medio de él había dado Jehová salvación a su país. Era un hombre valeroso, pero que tenía lepra. Cierto día, su criada le dijo a la esposa de Naamán: «Ojalá que mi amo fuera a ver al profeta de Samaria; él lo sanaría de su lepra». Entonces Naamán le contó al rey lo que había dicho la joven israelita. «Ve a visitar al profeta – le dijo el rey. Te daré una carta de presentación para que se la lleves al rey de Israel».
 
Entonces Naamán emprendió viaje y llevaba de regalo trescientos cuarenta kilos de plata, sesenta y ocho kilos de oro, y diez mudas de ropa. La carta para el rey de Israel decía: «Mediante esta carta presento a mi siervo Naamán. Quiero que lo sanes de su lepra». Cuando el rey de Israel leyó la carta, horrorizado, rasgó sus vestiduras y dijo: «¡Este hombre me manda a un leproso para que lo sane! ¿Acaso soy Dios para dar vida y quitarla? Creo que sólo busca pelear conmigo». Sin embargo, cuando Eliseo, hombre de Dios, supo que el rey de Israel había rasgado sus vestiduras en señal de aflicción, le envió este mensaje: «¿Por qué estás tan disgustado? Envíame a Naamán, así él sabrá que hay un verdadero profeta en Israel».
 
Entonces Naamán fue con sus caballos y carros de guerra y esperó frente a la puerta de la casa de Eliseo; pero Eliseo le mandó a decir mediante un mensajero: «Ve y lávate siete veces en el río Jordán. Entonces tu piel quedará restaurada, y te sanarás de la lepra». Naamán se enojó mucho y se fue muy ofendido. «¡Yo creí que el profeta iba a salir a recibirme! -dijo-. Esperaba que él moviera su mano sobre la lepra e invocara el nombre del Señor su Dios ¡y me sanara! ¿Acaso los ríos de Damasco -el Abaná y el Farfar- no son mejores que cualquier río de Israel? ¿Por qué no puedo lavarme en uno de ellos y sanarme?». Así que Namaán dio media vuelta y salió enfurecido. Sus oficiales trataron de hacerle entrar en razón y le dijeron: «Señor, si el profeta le hubiera pedido que hiciera algo muy difícil, ¿usted no lo habría hecho? Así que en verdad debería obedecerlo cuando sencillamente le dice: “¡Ve, lávate y te curarás!”». Entonces Naamán bajó al río Jordán y se sumergió siete veces, tal como el hombre de Dios le había indicado. ¡Y su piel quedó tan sana como la de un niño, y se curó!
 
Muchas veces Dios nos pide cosas tan sencillas que a nuestro parecer no tienen sentido, o que son totalmente distintas a las que nosotros teníamos pensado, que dudamos de su amor y presencia, y nos negamos a hacer su voluntad. Es en esos momentos debemos recordar que Dios nos ama, que nunca se equivoca y que tiene planes de bien con cada uno de nosotros, de modo que solo debemos obedecerlo y confiar plenamente en Él, porque su voluntad es buena, perfecta y agradable.
 
Considera este nuevo año como una nueva oportunidad. No temas, no retrocedas, porque tienes un Dios grande y poderoso, que no conoce imposibles. Cambia el rumbo de tu propia historia, depositando tu confianza en alguien que nunca se equivoca y que te ama incondicionalmente. 
 
Brisna Bustamante S.
Assistente Departamento RDS

Haz clic aquí para escuchar a Promesas De Dios
Haz clic aquí para ver videos de Al Punto con el Dr. Jeffrey de Leon  

Haz clic aquí para visitar la página de CVC La Voz

Si necesitas oración o consejería, CVC La Voz tiene personas preparados para recibir ayuda. CVC La Voz Radio Cristiana provee contenido dinámico y relevante diariamente para impactar vidas. Tenemos un grupo dedicado de consejeros listo para recibir su petición de oración, comentarios o preguntas.