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Alimento Diario - 23 de Marzo, 2012

  

 

Un cambio usual

“—¿Acaso voy a crucificar a su rey?— replicó Pilato. –No tenemos más rey que el emperador romano—, contestaron los jefes de los sacerdotes.” Juan 19:15

La multitud judía que constantemente se oponía a la idea del dominio romano, muestra cuán común es para las personas acomodar su lealtad de acuerdo a como mejor les conviene.

Eso es lo que descubrió un joven cuando le propuso matrimonio a su novia. “Querida”, dijo, “quiero que sepas que te quiero más que a nada en el mundo. Quiero que te cases conmigo. No soy rico. No tengo un velero o un Rolls-Royce como Alejandro Díaz, pero te amo con todo mi corazón”. Ella pensó por un momento, y luego contestó: “yo también te amo con todo mi corazón, pero cuéntame un poco más acerca de Alejandro Díaz”.

Seamos honestos. Tenemos ejemplos de fidelidad a nuestro alrededor, como la pareja que ha estado casada durante 50 años, o el amigo que ha estado a nuestro lado toda la vida. Pero el mejor ejemplo de fidelidad es nuestro inusual Salvador. Él se mantuvo fiel hasta la muerte, y no cualquier muerte, sino la muerte en la cruz.

Con una palabra Jesús podría haber vaporizado el mundo entero. Sin embargo, se mantuvo firme en el encargo que le había hecho el Padre de salvar este mundo pecador e ingrato. Fue un acto de amor inusual que deberíamos copiar en nuestro hogar, en nuestro trabajo, y en todo lugar donde Dios nos guíe.

ORACIÓN: Querido Señor Jesús, tú mostraste fidelidad en un mundo infiel. Te pido que hagas de mí un cristiano fiel. Amén.

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