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El Camino Bíblico - 30 de Marzo

 

Judges 20

En la lectura de hoy:

La guerra civil entre los de Benjamín y las otras tribus; la derrota de Benjamín; las esposas que fueron dadas a los que quedaron de Benjamín

La tribu de Benjamín se negó a permitir que las otras tribus hiciesen justicia contra el tumulto de homosexuales que violaron a una mujer indefensa de Israel causando su muerte (Jueces 20:13). Todas las otras tribus se habían unido para ejecutar esta condena de muerte contra ellos y « . . . vinieron a la casa de Dios; y lloraron, y se sentaron allí en presencia de Jehová, y ayunaron aquel día hasta la noche; y ofrecieron holocaustos y ofrendas de paz delante de Jehová» (20:26). En completa humillación se consagraron al Señor.

Fue sólo después de edificar un altar y de ofrecer los sacrificios por sus necesidades que: « . . . Jehová dijo: Subid, porque mañana Yo os los entregaré» (20:28). La tribu de Benjamín fue casi destruida por las otras tribus y se cumplió las consecuencias de ese perverso pecado.

Hoy en día, hay una indiferencia muy grande en nuestra sociedad que sigue creciendo para con la inmoralidad, así como existía en la tribu de Benjamín. Hemos cambiado la definición del pecado. Al adulterio se le llama «tener una relación, un encuentro». A los homosexuales se les llaman «personas alegres, gays, o lesbianas», también se dice que ellos viven en «un estilo alternativo de vida». A la fornicación se le refiere como «una relación de vivir juntos». El propósito de todo esto es quitar la culpabilidad por violar la ley moral de Dios, y así hacer sentir bien al pecador, pues así lo hicieron en aquellos días cuando « . . . cada uno hacía lo que bien le parecía» (21:25). Sin embargo, cuando odiamos y traemos a luz el pecado, tenemos que también mostrar misericordia y bondad, y orar para poder acercarnos a los pecadores con el amor de Dios, suplicándoles que vengan a Cristo y que le permitan a Él que cambie sus vidas.

Todos los pecados son abominables a nuestro Santo Dios; sin embargo, todo pecado que se lleve al arrepentimiento y después se deseche, es expiado por medio de la sangre de Jesucristo. El apóstol Pablo les recordó a los hermanos en Corinto que algunos de ellos habían sido librados de pecados sexuales cuando escribió: «¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones . . . heredarán el reino de Dios. Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios» (I de Corintios 6:9-11).

Pensamiento para hoy:

Nos engañamos a nosotros mismos cuando no le damos a Dios lo que sólo Él se merece.

Lectura opcional: Juan 21

Versículo de la semana para aprender de memoria: Filipenses 2:16