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El Camino Bíblico - 22 de Abril


1 Kings 2:26-46

En la lectura de hoy:

La expulsión de Abiatar del sacerdocio; la muerte de Joab y de Simei; el control de Salomón sobre el reino se hace seguro

Después que Salomón llegó a ser rey, leemos: «Mas Salomón amó a Jehová, andando en los estatutos de su padre David; solamente sacrificaba y quemaba incienso en los lugares altos» (I de Reyes 3:3). El tabernáculo y el altar del holocausto estaban todavía en Gabaón, unos 10 kilómetros al noroeste de Jerusalén (I de Crónicas 16:37-40; 21:29). El último mayor acontecimiento que tomó lugar en Gabaón fue el gran servicio de dedicación cuando Salomón llegó a ser rey (II de Crónicas 1:1-13; 7:8). Durante la noche de ese gran sacrificio, Salomón tuvo un sueño muy notable en el cual le pidió a Dios: «Da, pues, a Tu siervo corazón entendido para juzgar a Tu pueblo, y para discernir entre lo bueno y lo malo» (I de Reyes 3:9). Dios estaba tratando de llamarle la atención a Salomón por medio de un sueño, para recordarle de que él también necesitaba de meditar en las Escrituras « . . . para discernir entre lo bueno y lo malo» (3:9). «Cuando Salomón despertó, vio que era (un) sueño» (3:15). Pero este interesante sueño no tuvo mucho influencia en la vida de Salomón.

Salomón ignoró la Palabra de Dios sobre sus instrucciones para los reyes de Israel: «Pero él no aumentará para sí caballos . . . (Ni) tomará para sí muchas mujeres . . . ni plata ni oro amontonará para sí en abundancia» (Deuteronomio 17:16-17). No solamente fue a Egipto a buscar sus caballos, pero también se casó con la hija del Faraón (I de Reyes 3:1).

Salomón le ofreció a Dios enormes sacrificios, edificó el templo más famoso del mundo, y presentó la oración más larga escrita en la Biblia; pero el descuido de la Palabra de Dios, sus tantos matrimonios con mujeres paganas, y su adoración en sus lugares altos de Canaán, eran todos expresiones de su rebeldía contra Dios. Todas estas acciones finalmente le llevaron a su apostasía.

Salomón se negó a seguir el santo consejo de su padre: «Guarda los preceptos de Jehová tu Dios, andando en Sus caminos, y observando Sus estatutos y mandamientos . . . » (2:3). Salomón es igual a muchas personas ilustres y de muchos talentos, que por conveniencia personal cambian los principios bíblicos, pensando que si se ven con mucha fortuna y popularidad eso le agrada a Dios. Pero ese tipo de compromiso es el primer paso al pecado que tarde o temprano destruye la vida espiritual y la influencia en el nombre de Cristo.

Salomón al fin confesó: «Miré todas las obras que se hacen debajo del sol; y he aquí, todo ello es vanidad y aflicción de espíritu» (Eclesiastés 1:14). Y por último escribió: «El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda Sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre» (Eclesiastés 12:13).

Pensamiento para hoy:

Por seguro, la más alta sabiduría es obedeceder al Señor.

Lectura opcional: Hechos 23

Versículo de la semana para aprender de memoria: Juan 13:33