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El Camino Bíblico - 29 de Mayo


2 Chronicles 28

En la lectura de hoy:

Acaz reina en Judá; Siria (Aram) e Israel derrotan a Judá; la muerte de Acaz; el reino de Ezequías; la adoración es restaurada en el templo

Acaz tuvo una buena herencia de su piadoso padre Jotam (II de Crónicas 27:6). Pero Acaz fue uno de los más malvados reyes en la historia de Judá, « . . . y además hizo imágenes fundidas a los baales. Quemó también incienso en el valle de los hijos de Hinom, e hizo pasar a sus hijos por fuego, conforme a las abominaciones de las naciones que Jehová había arrojado de la presencia de los hijos de Israel. . . . Por lo cual Jehová su Dios lo entregó en manos del rey de los sirios (arameos), los cuales lo derrotaron, y le tomaron gran número de prisioneros que llevaron a Damasco. Fue también entregado en manos del rey de Israel, el cual lo batió con gran mortandad» (28:2-3,5).

Por la gran maldad del rey Acaz, el reino de Judá continuó sufriendo grandes pérdidas de su territorio. Los edomitas pudieron ganar su independencia de Judá en el sudeste. Los filisteos invadieron las ciudades al sudeste y las ocuparon (28:17-18). Miles de hombres de su reino fueron llevados a otras tierras como esclavos (28:5-17).

Con mucho dolor podemos decir que todas las derrotas de Acaz nunca le hicieron humillarse o arrepentirse. Él rechazó furiosamente al Señor y «ofreció sacrificios a los dioses de Damasco» (28:23). «Además de eso recogió Acaz los utensilios de la casa de Dios, y los quebró, y cerró las puertas de la casa de Jehová, y se hizo altares en Jerusalén en todos los rincones. Hizo también lugares altos en todas las ciudades de Judá, para quemar incienso a los dioses ajenos, provocando así a ira a Jehová el Dios de sus padres» (28:24-25). En este trágico relato de Acaz, el rey de Judá, el Señor nos está advirtiendo sobre el terrible destino de aquellos que se alejan de Él. Así mismo como Acaz trató de impedir la adoración del Único Dios Verdadero, el mundo perdido, con todas sus atracciones del engaño, trata de impedir nuestra lealtad y obediencia al Señor. Para poder vencer todos estos obstáculos y permanecer fieles al Señor necesitamos orar cada día: «Dame entendimiento, y guardaré Tu ley, y la cumpliré de todo corazón. Guíame por la senda de Tus mandamientos, porque en ella tengo mi voluntad. Inclina mi corazón a Tus testimonios, y no a la avaricia. Aparta mis ojos, que no vean la vanidad; avívame en Tu camino» (Salmo 119:34-37).

Pensamiento para hoy:

En este mismo día alguien necesita oír cómo es que nuestro Señor contesta nuestras oraciones.

Lectura opcional:

I de Corintios 16

Versículo de la semana para aprender de memoria: I de Timoteo 1:17