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El Camino Bíblico - 26 de Junio


Psalms 1

En la lectura de hoy:

Los benditos y los inicuos; la confianza de David en Dios; la oración para la protección; la misericordia, y la preservación

La clave para recibir una bendición de Dios empieza aquí con tres narraciones negativas. La primera es: «Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos» (Salmo 1:1). Los «malos» pueden que vivan un estilo de vida aceptable que se conforma a las básicas normas morales de la sociedad, pero viven y actúan como si el Dios Creador no existiera. Por esa razón, ellos piensan que cualquier religión, o ninguna, es igual aceptable. Al hacer esto, ellos creen que no tienen que darle cuentas a Dios y no ven ninguna necesidad de buscar un Salvador.

La segunda narración negativa es: «Ni estuvo en camino de pecadores». Los pecadores hablan, actúan, piensan, y viven para complacerse a sí mismos. Puede que ellos sean honestos, rectos, y generosos a los ojos de la mayoría del pueblo. Puede que ellos aun crean que existe un Dios y que vivan vidas buenas y morales. Consecuentemente, ellos están engañados y no ven la necesidad de arrepentirse de sus pecados porque no piensan que son pecadores. La vida del creyente está centrada en Dios, pero la vida del pecador está centrada en sí misma.

La tercera narración negativa es: «Ni en silla de escarnecedores se ha sentado». La persona escarnecedora deja saber su actitud antagonista en despreciar a Dios el Padre por ser el Creador de todas las cosas, y está en contra toda la adoración de Jesucristo como Dios el Hijo - «nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo» (Tito 2:13). Los escarnecedores, casi siempre, se paran firmes y hablan abiertamente contra la Biblia, contra Jesucristo, y en contra a que Él es el único camino para ser salvos y llegar al cielo.

La persona «bienaventurada» tiene una actitud que « . . . en la Ley de Jehová está su delicia, y en Su Ley medita de día y de noche» (Salmo 1:2). Si nosotros nos deleitamos en agradar a Jesucristo, entonces vamos a «meditar» en Su Palabra. Mientras que meditamos con oración «en Su Ley (Palabra)», el Espíritu Santo le habla a nuestros corazones, revelando el significado de Su Palabra para nuestras vidas. Tales personas tienen ese deseo de ser guiados por «el Espíritu de verdad» (Juan 16:13).

Una de las bendiciones que es dada a los que meditan en la Palabra de Dios viene silenciosamente y sin poder ser observada: «será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que hace, prosperará» (Salmo 1:3).

Pensamiento para hoy:

Sólo a la medida que nosotros amamos a Dios es que llegamos a gozarnos en obedecer Su Palabra.

Lectura opcional: Filipenses 3

Versículo de la semana para aprender de memoria: Lamentaciones 3:22-23