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El Camino Bíblico - 3 de Julio


Psalms 46

En la lectura de hoy:

La confianza y la alabanza del salmista a Dios; el engaño de las riquezas del mundo; una oración pidiendo misericordia y perdón

Por inspiración de Dios, el rey David escribió: «Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores . . . sino que en la Ley de Jehová está su delicia, y en su Ley medita de día y de noche» (Salmo 1:1-2). Años después, en una ocasión, «su delicia» no estaba en «las instrucciones del Señor», pero en la belleza de la esposa de su vecino, Urías heteo, uno de sus soldados más fieles. Mientras que Urías estaba en la batalla, David cometió adulterio con su esposa. Por medio de una estrategia militar por maniobras de David, Urías murió, permitiéndole a David casarse legalmente con Betsabé.

Parecía que todo había tenido un buen final para David y Betsabé hasta que Natán, el audaz profeta de Dios, se le apareció y denunció el malvado y egoísta pecado del rey, diciendo: «¿Por qué, pues, tuviste en poco la Palabra de Jehová, haciendo lo malo delante de Sus ojos? A Urías heteo heriste a espada, y tomaste por mujer a su mujer . . . » (II de Samuel 12:9). Bajo la Ley, David debería morir y él lo sabía bien (Levítico 20:10). Pero David se postró delante de la misericordia de Dios como un pecador quebrantado y oró «Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a Tu misericordia; conforme a la multitud de Tus piedades borra mis rebeliones. . . . Porque yo reconozco mis rebeliones, y mi pecado está siempre delante de mí. . . . Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí» (Salmo 51:1,3,10). Por esta oración sincera de David, rogando por misericordia, Dios lo perdonó. Pero el resultado de su pecado fue una deshonra y un sufrimiento personal por el resto de su vida, así como muchas tragedias personales y consecuencias nacionales.

En verdad, no hubiésemos querido que esto hubiese pasado en la vida de David. Pero, aquí fue registrado para mostrar la decepción y la destrucción del deseo carnal que nunca termina. El Espíritu Santo inspiró a David a registrar su propio llanto de dolor y arrepentimiento. Esto le da esperanza a cada pecador que verdaderamente se arrepiente y así poder experimentar la misericordia y el perdón del amor de Dios, mientras que al mismo tiempo nos enseña a todos las consecuencias inescapables del pecado.

«Yo (Dios) reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso, y arrepiéntete» (Apocalipsis 3:19).

Pensamiento para hoy:

Dios no pasa por alto los pecados de nadie.

Lectura opcional:

I de Tesalonicenses 2

Versículo de la semana para aprender de memoria: Apocalipsis 22:12