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El Camino Bíblico - 23 de Julio


Proverbs 12

En la lectura de hoy:

Las virtudes morales; las trampas de la maldad

Dios, en Su infinita sabiduría, nos ha declarado: «El que detiene el castigo (el que no disciplina), a su hijo aborrece; mas el que lo ama, desde temprano lo corrige (le da disciplina pronto)» (Proverbios 13:24).

La mayor contribución que podemos hacerle al futuro de nuestros hijos es enseñarles la obediencia y el respeto — primeramente a Cristo como su Salvador personal y Señor de sus vidas, y entonces a sus padres y a todos los que están en autoridad, incluyendo a los maestros en la escuela y a todos los oficiales que ejecutan la ley. Esta obediencia debe también extenderse a las leyes del gobierno bajo las cuales vivimos. Como un requisito para enseñar a los niños la sumisión a la autoridad, es vital que los padres consistentemente muestren la sumisión a la justa autoridad por sus propios ejemplos.

La vara es un símbolo de la autoridad que Dios le ha encomendado a los padres para enseñar a sus hijos. Al aplicar la vara estamos ejercitando esa autoridad. La vara de la corrección debe ser administrada firmemente pero aún con amor. El aplicar la vara de la autoridad no quiere decir que los padres pueden derramar sobre sus hijos las frustraciones que se han acumulado, como en gritarles demandas y dándoles bofetadas o golpeándoles. Estos son ejemplos del abuso físico y mental. No debemos esperar que nuestros hijos se comporten como adultos. Ellos necesitan la misma amorosa bondad y paciencia de nosotros que también nosotros deseamos de nuestro Padre Celestial. Aun a veces los creyentes, espiritualmente maduros, nos olvidamos de cuántas veces el Señor, en Su paciencia y amor, nos ha perdonado nuestros pecados y fracasos por tantos años.

La disciplina bíblica sigue el mismo ejemplo de nuestro Amoroso Padre en el cielo, quien corrige y disciplina a todos los que Él ama (Hebreos 12:6). El salmista lo expresó así: «Antes que fuera yo humillado (sufrido), descarriado andaba; mas ahora guardo (obedezco) Tu Palabra» (Salmo 119:67).

Nosotros sí podemos desarrollar en nuestros hijos ese respeto ordenado por Dios para las autoridades, y al mismo tiempo proveerles la seguridad de nuestro amor y el amor de Dios para con ellos. Es muy importante tener un buen tiempo con nuestros hijos, especialmente leyendo la Biblia y orando con ellos para desarrollar un interés y un sentimiento para las cosas de Dios (Deuteronomio 6:2-9; Proverbios 22:6).

«Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa» (Efesios 6:1-2; ver Éxodo 20:12).

Pensamiento para hoy:

En oración pensamos antes de actuar y hablar.

Lectura opcional:

Filemón 1

Versículo de la semana para aprender de memoria: Gálatas 6:9