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Ánimo Para la Mujer - La Semana del 1 de Agosto

DEJAR QUE DIOS LLENE MIS ESPACIOS VACÍOS

Renee Swope

 

“Oh Dios, tú eres mi Dios; yo te busco intensamente. Mi alma tiene sed de ti; todo mi ser te anhela, cual tierra seca, extenuada y sedienta.” Salmos 63:1, (NVI)

Lectura:

Era una fuente de la que ella dependía. Un lugar al que ella iba a atender sus necesidades. Pero nunca era suficiente; cada día ella tenía que regresar por más.

Mientras llenaba su jarrón con agua, la mujer lo vio y lo escuchó pedirle de beber. Luego él le ofreció algo a cambio: agua que da vida. A diferencia del agua que ella había ido a buscar ese día, él dijo que el agua que él le ofrecía la satisfaría tan profundamente que ella no volvería a tener sed.

Pero ella no podía creer en su promesa tan fácilmente. “Señor, ni siquiera tienes con qué sacar agua, y el pozo es muy hondo; ¿de dónde, pues, vas a sacar esa agua que da vida?” (Juan 4:11), le preguntó.

Ella no se daba cuenta de que Jesús quería satisfacer una sed más profunda en su corazón, una añoranza que él había creado para guiar su corazón hacia él: la única Fuente que podría satisfacer su alma.

Todo lo que él necesitó llevar fue su Espíritu, porque sería lo que la atraería hacia él. Y así como se observa la profundidad del pozo, él examinaba su corazón. Ella era la única que podría impedirle llegar a las partes que más necesitaban de él.

Yo también he necesitado que Jesús examine mi corazón para que me enseñe el vacío que sólo él puede llenar.

Como la mujer en el pozo, he dependido de otros medios para satisfacer mis necesidades. Pero cuando recurro a ellos, en lugar de recurrir a él, esos medios nunca son suficientes.

Yo he recurrido a la gente: familia y amigos, jefes y novios, maestros y mentores, mi esposo y mis hijos. He añorado su aprobación y la afirmación que esto implica.

También he recurrido a posesiones y posiciones, y sin querer he puesto mi esperanza en el reconocimiento  de los demás. Yo he pensado “si tan sólo yo tuviera o yo fuera…”

Pero no importa qué tanto haga o tenga, nunca es suficiente para llenarme. Y es que no se supone que sea así. ¿Por qué? Porque los lugares vacíos en nuestros corazones fueron creados para ser llenados sólo por Dios. La sed más profunda de nuestra alma sólo puede ser calmada por él.

Podemos ver esta profunda sed incluso en el rey David, que lo tenía todo: la posición más alta, posesiones ilimitadas y gran poder, pero nada de esto era suficiente. Él se describió a sí mismo como sediento de Dios:

Oh Dios, tú eres mi Dios; yo te busco intensamente.

Mi alma tiene sed de ti; todo mi ser te anhela,

cual tierra seca, extenuada y sedienta. (Salmos 63:1)

 

David luego describe lo que experimentó cuando bebió profundamente del amor de Dios:

Te he visto en el santuario
    y he contemplado tu poder y tu gloria.
Tu amor es mejor que la vida;
    por eso mis labios te alabarán.
Te bendeciré mientras viva,
    y alzando mis manos te invocaré. (Salmo 63:2-4)

Y lo mismo le pasó a la mujer que Jesús conoció en el pozo aquel día. Ella bebió profundamente de su amor y se llenó hasta colmarse, y lo mismo nos puede pasar a nosotros.

Como a la mujer en el pozo, Dios puso una añoranza en nuestros corazones con la intención de guiarnos de regreso a él. Sólo su aceptación incondicional, aprobación y afirmación pueden llenar los espacios vacíos en nuestros corazones, la sed más profunda de nuestras almas. Hasta que el amor y la aceptación de Dios no sean suficientes, nada más lo podrá ser.

Amado Dios, muéstrame los espacios vacíos en mi corazón y la forma en la que yo trato de llenarlos. Guíame de regreso a ti y enséñame cómo puedo dejar que mi corazón sea llenado y satisfecho por tus promesas y el poder de tu amor. En el nombre de Jesús, amén.

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Reflexionar y responder:

Pídele a Dios que te ayude a identificar tus espacios vacíos y te muestre cómo él puede llenarlos.

Sólo la aceptación, aprobación y afirmación incondicional de Dios puede llenar los espacios vacíos en nuestros corazones, la sed más profunda de nuestras almas. Hasta que el amor y la aceptación de Dios no sean suficientes, nada más lo podrá ser.

Versículos poderosos:
Salmo 143:8, “Por la mañana hazme saber de tu gran amor, porque en ti he puesto mi confianza. Señálame el camino que debo seguir, porque a ti elevo mi alma.” (NVI)

Jeremías 2:13, “Dos son los pecados que ha cometido mi pueblo: Me han abandonado a mí, fuente de agua viva, y han cavado sus propias cisternas, cisternas rotas que no retienen agua.” (NVI)

© 2012 de Renee Swope. Todos los derechos están reservados.