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El Camino Bíblico - 5 de Agosto


Isaiah 22

En la lectura de hoy:

La profecía sobre Jerusalén; Babilonia y Tiro serán destruidos; Isaías glorifica a Dios; el dominio de Dios sobre Judá

«He aquí el día de Jehová viene, terrible, y de indignación y ardor de ira, para convertir la tierra en soledad, y raer de ella a sus pecadores» (Isaías 13:9). Esta profecía fue primeramente dirigida a Judá, entonces a Israel, después a las naciones a sus alrededores, y finalmente al mundo entero: «Destruirá a la muerte para siempre; y enjugará Jehová el Señor toda lágrima de todos los rostros; y quitará la afrenta de Su pueblo de toda la tierra; porque Jehová lo ha dicho. Y se dirá en aquel día: He aquí, éste es nuestro Dios, le hemos esperado, y nos salvará; éste es Jehová a quien hemos esperado, nos gozaremos y nos alegraremos en Su salvación. . . . Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en Ti persevera; porque en Ti ha confiado. Confiad en Jehová perpetuamente, porque en Jehová el Señor está la fortaleza de los siglos» (25:8-9; 26:3-4).

Tal y como por seguro muchas de estas profecías fueron cumplidas en la historia antigua, ésta sobre el Mesías también por completo llegará a cumplirse gloriosamente. Muy pronto el Señor Jesús volverá como Cristo el Rey: «Porque un Niño nos es nacido, Hijo nos es dado, y el principado sobre Su hombro; y se llamará Su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz» (9:6). También le dará la libertad eterna a todos los judíos y a todos los gentiles que les han recibido como el Señor de sus vidas. Pero hasta ese día Él no nos ha dejado solos. Jesucristo ha impartido Su Espíritu Santo que mora en nosotros y le ha asegurado a cada creyente: «Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo» (I de Juan 4:4). Ya no es una obligación vivir bajo la esclavitud de Satanás y bajo las pasiones de nuestra carne, pues entonces: « . . . fortaleceos en el Señor, y en el poder de Su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo» (Efesios 6:10-11).

La Palabra de Dios provee una prueba reveladora y bien simple: «¿No sabéis que . . . sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia? Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados; y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia» (Romanos 6:16-18).

Pensamiento para hoy:

Los sufrimientos, las desgracias, y las desventajas han ayudado a muchos creyentes llegar a conocer la voluntad de Dios para sus vidas.

Lectura opcional: Hebreos 13

Versículo de la semana para aprender de memoria: Habacuc 3:18