Crosswalk.com

Ánimo Para la Mujer - La Semana del 10 de Octubre

 

¡ESCUCHA!                                                                                                                   Ana Stine

Juan 16:8, Cuando él venga, convencerá al mundo de pecado y de la justicia de Dios y del juicio que viene.  Juan 16:8, (NTV)

Lectura:

¡Pero qué susto me llevé el otro día mientras manejaba por la autopista! 

Todo iba muy bien esa mañana.  No había mucho tráfico y yo me dirigía hacia el trabajo, tarareando una alegre canción que sonaba en la radio.

Después de un rato, se me ocurrió pasar al carril a mi izquierda para ir un poco más rápido.  En el retrovisor vi que podía hacerlo. Prendí mi direccional y empecé a cambiar de carril.  De pronto, el intenso sonido del claxon de un carro, contra el cual por poco y me choco, me hizo cambiar rápidamente de opinión.

Sobresaltada me pregunté: “Pero ¿de dónde salió ese carro, si nunca lo vi?”

¡No quiero ni pensar lo que hubiera ocurrido si esa persona no hubiera “sonado la alarma”!

En nuestra vida espiritual el Espíritu Santo es como una alarma que suena dentro de nuestros corazones cuando estamos a punto de cometer un error, quizá sin siquiera saberlo.

A veces su voz es como una palmadita en la espalda que nos recuerda “eso no es correcto”.  A veces es como una sirena, clara, fuerte y alarmante, difícil de ignorar. 

Cabe mencionar dos aspectos importantes al respecto:

1)    La voz del Espíritu es firme, pero gentil.  Su deseo no es avergonzarnos ni criticarnos, sino guiarnos a la verdad (Juan 16:13) para evitarnos las consecuencias del mal paso que estamos a punto de dar.

 

2)    Ya Dios nos ha creado con lo que filosóficamente se conoce como “libre albedrío” (el poder de elegir y tomar decisiones propias), a nosotros nos toca decidir si vamos a hacerle caso o no. 

Esa mañana, en la autopista, yo pude haber insistido en cambiar de carril, a pesar del bocinazo.  Quizás en lugar de regresar a mi carril original, pude haber acelerado, pensando que podía evitar pegarle al carro que venía tan cerca de mí y lograr así mi cometido.  ¡Pero hubiera sido un desastre!

Mi oración para todas nosotras es que, cuando el Espíritu Santo “suene la alarma”, respondamos con humildad y retomemos el curso correcto, confiadas en que él desea lo mejor para sus hijas.

Amado Señor, Te doy gracias porque tu Santo Espíritu me avisa cuando no me doy cuenta, pero estoy a punto de cometer un error.  Gracias por avisarme con respeto y amor.  Ayúdame a ser humilde y a obedecer tu voz.  Yo quiero aprender a confiar en ti. En el nombre de Jesús, amén.

Recursos:                                                                                                                        Cuando compras algún recurso a través de los Ministerios Proverbios 31 dejas una huella la eternidad porque tu compra apoya las diversas esferas que sin costo alguno ofrece este ministerio para dar esperanza. Quisiéramos competir con los precios que ofrecen los enormes almacenes que venden en línea, pero sencillamente no podemos hacerlo. Por lo tanto, agradecemos muchísimo todas y cada una de las compras que hagas con nosotros. ¡Gracias!

Nuestros recursos

Facebook

 

Reflexionar y responder:                                                                                                       ¿Ha estado el Señor sonando una alarma en tu corazón?  ¿Has escuchado sus avisos de precaución?  ¿O has insistido en continuar haciendo tu propia voluntad, ignorando las posibles consecuencias?

Si tu respuesta es “sí” a esta última pregunta, pídele al Señor que te perdone y que te ayude a obedecerlo.

Si no estás muy clara de si el paso que estás a punto de dar es correcto o no, platica con tu pastor o con una amiga cristiana, y pídeles su consejo y que oren contigo al respecto.  Recuerda que Dios es fiel y que su deseo es mostrarte su voluntad.

Piensa en un par de ocasiones en las cuales decidiste ignorar la voz del Espíritu y terminaste cometiendo un disparate. A veces es bueno pensar en estas cosas para aprender de nuestros errores.

Quizá pensar al respecto te llena de coraje, vergüenza y dolor.  Medita en el amor de Dios y en su Palabra, la cual nos dice que Jesús no vino a condenar sino a salvar al mundo (Juan 12:47) y que él murió en la cruz para darnos vida, y vida en abundancia (Juan 10:10).

Si tú le has pedido perdón al Señor, descansa; él ya te perdonó, pero quizá sea hora que tú te perdones a ti misma.  Piénsalo.

Versículos poderosos:                                                                                                         Salmo 86:11, “Enséñame tus caminos, oh Señor, para que viva de acuerdo con tu verdad. Concédeme pureza de corazón, para que te honre.” (NTV)

Juan 16:13, “Cuando venga el Espíritu de verdad, él los guiará a toda la verdad.”  (NTV)

Hebreos 3:7-8a,  “Por eso, como dice el Espíritu Santo: Si ustedes oyen hoy su voz, no endurezcan el corazón.” (NVI)

© 2012 de Ana Stine.    Todos los derechos están reservados.