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Ánimo Para la Mujer - La Semana del 1 de Mayo

 

ESO ES LO QUE HACEN LOS AMIGOS

Suzie Eller

“Ustedes han oído que se dijo: ‘Ojo por ojo y diente por diente.’ Pero yo les digo: No resistan al que les haga mal.” Mateo 5:38-39a (NVI)        

Lectura:

Jack arrojó los papeles en mi escritorio. Sus cejas se unieron en una línea recta mientras me fulminaba con la mirada.

—¿Cuál es el problema? —le pregunté.

—La próxima vez que quieras cambiar algo, pregúntame primero —gruñó, dándose la vuelta.

Un pequeño cambio. ¿No era para eso que me pagaban? Y no es que no me lo hubiesen advertido. Uno de mis compañeros de trabajo me dijo: “Él es el responsable de que dos personas hayan dejado la compañía”.

Con el paso de las semanas empecé a resentir a Jack, aunque mi enojo iba en contra de lo que yo creía: dar la otra mejilla y amar a mis enemigos.

Sin embargo, muchos días me sentía justificada. Jack había tenido muchas oportunidades para ser amable, pero inevitablemente lanzaba un insulto verbal en cada mejilla que le ofreciera.

Otros días me sentía convencida de pecado, y oraba por mis sentimientos de indignación hacia Jack. Pero para ser honesta, yo lo quería poner en su lugar, no amarlo.

Sabía que tenía que darle su merecido. Así que fui a su oficina para decirle cómo me sentía.

Cuando abrí la puerta, Jack dio un vistazo.

—¿Qué? —dijo abruptamente.

Oré para que Dios me ayudara.

—Jack, nunca nadie me había hablado de la forma en que tú lo haces. Como profesional, está mal. Y no es correcto que permita que continúe así  —le dije.

Verás, aún cuando yo quería aplicarle a Jack un “ojo por ojo” para tratarlo de la manera en la que él trataba a los demás, no pude. Porque antes el Señor me había mostrado algo que Jesús enseñó en Mateo 5:38.

Bajo la ley, el castigo debía corresponder al crimen. Pero un grupo de hombres llamados los fariseos habían tomado esa regla específica y la hicieron literal. Si una persona robaba una barra de pan, aún cuando se estuviera muriendo de hambre, el castigo ya no correspondía al crimen: ellos le cortaban la mano al ladrón.

En lugar de tratarnos ojo por ojo, Jesús dijo que cuando nos encontráramos a alguien que nos hace algún mal (alguien que es mezquino, mal amigo, alguien que ejerce autoridad sobre ti de manera inadecuada, alguien con malos motivos) y que nos da una bofetada en la mejilla derecha, en lugar de responder a la violencia con violencia, nosotros debemos hacer lo contrario.

Recibimos a una persona mezquina con generosidad.

Respondemos a una persona autoritaria con paciencia.

Esto no era solo contrario a la interpretación que los fariseos hacían de la ley, sino también una respuesta pacífica fundada en el amor que presentaba autocontrol y gentileza a una ofensa.

—Jack, quiero hacerte una promesa. Yo te trataré con respeto y amabilidad. Tú lo mereces. Porque es lo que hacen los amigos. —Me retiré discretamente de la silla y cerré la puerta detrás de mí.

Un año después descubrí que tenía cáncer de seno. Tenía 32 años, era la madre de tres hermosos niños y estaba asustada. Aún después de la cirugía y terapias de radiación, el diagnóstico era desalentador.

La gente no sabía qué decir. Estaban preocupados y temerosos por mí. Había días en que las noticias eran tan sombrías que le pedía a Dios solo una palabra de esperanza.

El último día en el hospital, Jack se paró incómodamente en el marco de la puerta. Caminó hacia mi cama y, sin decir una palabra, dejó un paquete a mi lado. Adentro había varios bulbos.

—Tulipanes —dijo y aclaró su garganta—. Si los plantas cuando llegues a casa, van a florecer en la próxima primavera. —Y luego dijo arrastrando los pies—: Solo quería que supieras que creo que estarás ahí para verlas cuando florezcan.

Sus palabras eran justo lo que yo necesitaba oír. Me dieron esperanza.

Vi esos tulipanes salir de la tierra la siguiente primavera, y la siguiente. De hecho, el mes pasado celebré 21 años de sobrevivir al cáncer.

En un momento, años atrás, cuando oré por las palabras y las acciones adecuadas, un hombre con muy pocas palabras dijo e hizo todas las cosas correctas.

¿Y no es eso justamente lo que hacen los amigos?

Amado Dios, gracias por ser mi amigo, aún en esos días en los que soy arisca. Tú eres paciente. Tú eres amable. Ayúdame a ser más como tú. En el nombre de Jesús, amén.

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Reflexionar y responder:

Poner la otra mejilla simplemente significa que respondemos a una acción despiadada con piedad o paz.

Describe una manera en la que puedes responder de forma diferente.

Versículos poderosos:
1 Corintios 13:4-7, “El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.” (NVI)

© 2013  de Suzie Eller. Todos los derechos están reservados.