Dios Sabe...Cuando Tengo Que Tomar una Decisión, Parte 1 - Aventuras en la Historia Sagrada - La Semana del 30 de Mayo

Dios Sabe...Cuando Tengo Que Tomar una Decisión - Parte 1

Nosotros tenemos muchas opciones. Cuando alguien te dice algo, puedes creer o no creer. Cuando alguien te pide hacer algo, puedes hacerlo o no hacerlo. Si alguien te ama, puedes amar a esa persona o no amarla. Veamos algunas de las decisiones que la gente hacía en los días en que Jesús estuvo en esta tierra.

Jesús tomó decisiones importantes en el desierto. Él resistió las tentaciones de Satanás y se mantuvo leal a Dios. Cuando regresó del desierto, se unió a la multitud para escuchar a Juan el Bautista en el Río Jordán. Cuando Juan vio a Jesús entre la gente, repitió lo que había dicho antes: "He aquí, el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo!"

 Los Primeros Seguidores

Andrés y Juan estaban escuchando y se preguntaban qué quería decir el profeta, así que siguieron a Jesús. Las palabras de Jesús estaban tan llenas de frescura, verdad y belleza que decidieron creer. Andrés y Juan ahora tenían la opción de guardar las buenas nuevas para sí mismos o compartirlas. Ellos decidieron compartirlas. Andrés corrió a encontrar a su hermano Simon. "Hemos encontrado al Mesías," le dijo. Simon podía elegir reírse a carcajadas o creer. Él decidió ir a Jesus.

Al siguiente día cuando Jesús se dirigió al norte rumbo a Galilea, vio a Felipe y lo invitó, "Sígueme." Ahora Felipe tenía una decisión que hacer. Él decidió obedecer y fue y llamó a Natanael. "Hemos encontrado a aquel de quien Moisés y los profetas escribieron," le dijo Felipe. "Es Jesús de Nazaret." "¿Puede algo bueno salir de Nazaret?" preguntó Natanael. Felipe no discutió. El solamente dijo, "Ven a ver." Así que Natanael fue a ver por sí mismo. Las palabras de Jesús eran tan convincentes que Natanael dijo: "¡Tú eres el Hijo de Dios! ¡Eres el Rey de Israel!"

Jesús y sus nuevos amigos fueron invitados a una boda en Cana. A la hora del banquete, se terminó el vino. Jesús le dijo a los siervos que llenaran con agua seis tinajas de piedra. Ellos se pudieron haber negado. Pero obedecieron. Cuando Él les pidió que sirvieran un poco al maestro de ceremonias, nuevamente decidieron obedecer. El maestro de ceremonias se dio cuenta de que éste era el mejor vino que alguna vez hubiera probado.   

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