Las Vírgenes Sabias y las Necias - Aventuras en la Historia Sagrada - La Semana del 30 de Mayo

Las Vírgenes Sabias y las Necias

“Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras obras buenas y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.”  - Mateo 5:16

Se iba a celebrar una boda en Jerusalén. Cuando llegó la noche, los invitados comenzaron a reunirse en la casa de la novia para esperar al novio que los dirigiría a su casa para la fiesta de bodas. En el cortejo nupcial había diez damas de honor. Cada una de ellas llevaba una lamparita de barro llena de aceite.

Pero el novio se demoró y todos se quedaron dormidos, inclusive las damas de honor. A la media noche llegó el novio y era tiempo de ir con él. Cinco sabias damas de honor estaban preparadas con aceita extra para sus lámparas. Las otras cinco no trajeron aceite extra y sus lámparas se estaban apagando. "Dennos un poco de aceite," le rogaron a las sabias. "No podemos darles nada de aceite," dijeron, mientras salían de prisa a encontrarse con el novio. "Van a tener que ir a comprar." Las cinco damas de honor necias corrieron al pueblo a conseguir aceite a esa hora de la noche. Cuando encontraron aceite y encendieron sus lámparas de nuevo, el cortejo nupcial ya había llegado a la casa del novio. "Señor, señor ábrenos," llamaron. El maestro de ceremonias se asomó a la puerta. "Todo el cortejo nupcial está adentro," les dijo. "Yo ni siquiera las conozco," Y les cerró la puerta.

Jesús les contó acerca de esta boda a sus discípulos para mostrarles las dos clases de personas que le servirán y esperarán a que Él regrese otra vez. Todos tendrán un conocimiento de la Biblia, pero sólo algunos tendrán el Espíritu de Dios en sus corazones. Mientras que las damas estaban esperando, nadie podía decir quién de ellas tenía aceite extra y quién no lo tenía. Todas ellas se cansaron y se durmieron por un rato. Pero cuando fueron llamadas a desempeñar su tarea, se notó la diferencia.

De la misma manera, nosotros no podemos decir, cuando vemos a la gente, quiénes tienen el Espíritu de Dios en sus corazones y quiénes no lo tienen. Algunos, como las damas necias, no estarán listos cuando vengan los problemas o tentaciones. Ellos no tendrán aceite extra, y sus luces se apagarán. Otros, como las damas sabias, tendrán aceite adicional. Cuando vengan los problemas, su fe los preparará para servir a Dios.

En la historia, cada dama tenía que preparar su propia lámpara; las sabias damas de honor no pudieron compartir su aceite. Así pasa también con el carácter. Nadie puede darnos buenos caracteres. Cada uno de nosotros tiene que guardar las palabras de Jesús en su corazón. Cada uno de nosotros tiene que aprender a ser bondadoso y paciente, y a obedecer cuando Jesús nos llama.

Seamos como las damas sabias. Invitemos a Jesús a entrar a nuestros corazones y pidámosle el Espíritu de Dios para que nos guíe y nos dé fe. Entonces estaremos siempre listos. Seremos luces brillando para Jesús.

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