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El deseo de Dios de encontrarse con el hombre: Juan en Patmos - Primeros15 - 30 de Septiembre


Tema de la Semana: El Deseo de Dios de Encontrarse con el Hombre

A lo largo de la Biblia vemos innumerables ejemplos de Dios encontrándose con el hombre e innumerables vidas siendo transformadas como resultado de esto. Estos ejemplos se encuentran en las Escrituras para estimular nuestra fe y para llenarnos con el deseo de encontrarnos con nuestro Creador. Cuando leemos acerca de la vida de David, debemos llenarnos de deseos de vivir como él, centrados en encontrarnos con nuestro Padre celestial. Cuando leemos acerca de Gedeón o Moisés, debemos anhelar conocer a nuestro Dios como ellos lo hicieron. Cuando leemos acerca de Jesús viniendo por nosotros o lo que sintió por la mujer sorprendida en adulterio, debemos responder buscando generar encuentros con nuestro Salvador. Cuando leemos acerca de Pentecostés y de la segunda venida de Jesús, debemos buscar la plenitud de la presencia de Dios que está disponible para nosotros en esta tierra como una preparación para la era venidera. Que esta semana tu corazón se llene de un sincero deseo de seguir encontrándote con Dios.

El deseo de Dios de encontrarse con el hombre: Juan en Patmos

Pasaje Bíblico“Al verlo, caí a sus pies como muerto; pero él, poniendo su mano derecha sobre mí, me dijo: ‘No tengas miedo. Yo soy el Primero y el Último, y el que vive. Estuve muerto, pero ahora vivo por los siglos de los siglos, y tengo las llaves de la muerte y del infierno. Escribe, pues, lo que has visto, lo que sucede ahora y lo que sucederá después’”. Apocalipsis 1:17-19

Devocional:

La historia de Juan recibiendo el libro de Apocalipsis de parte de Jesús me emociona hasta las lágrimas. Me imagino a un Juan aislado, cansado y solitario en Patmos, pasando sus días esperando volver a estar con su amado Jesús. Imagino su corazón anhelando ver a su amigo y Salvador. Y de repente, después de años de servir a Jesús, se le aparece una vez más, su Señor y Rey, de pie ante él, diciéndole lo que serán las palabras finales de la Biblia. En Apocalipsis 1:12-20, Juan describe a Jesús viniendo a encontrarse con él, diciendo:

“Me volví para ver de quién era la voz que me hablaba y, al volverme, vi siete candelabros de oro. En medio de los candelabros estaba alguien ‘semejante al Hijo del hombre’, vestido con una túnica que le llegaba hasta los pies y ceñido con una banda de oro a la altura del pecho. Su cabellera lucía como la lana blanca, como la nieve; y sus ojos resplandecían como llama de fuego. Sus pies parecían bronce al rojo vivo en un horno, y su voz era tan fuerte como el estruendo de una catarata. En su mano derecha tenía siete estrellas, y de su boca salía una aguda espada de dos filos. Su rostro era como el sol cuando brilla en todo su esplendor.

Al verlo, caí a sus pies como muerto; pero él, poniendo su mano derecha sobre mí, me dijo: ‘No tengas miedo. Yo soy el Primero y el Último, y el que vive. Estuve muerto, pero ahora vivo por los siglos de los siglos, y tengo las llaves de la muerte y del infierno. Escribe, pues, lo que has visto, lo que sucede ahora y lo que sucederá después. Esta es la explicación del misterio de las siete estrellas que viste en mi mano derecha, y de los siete candelabros de oro: las siete estrellas son los ángeles de las siete iglesias, y los siete candelabros son las siete iglesias’”.

Imagina la alegría y el asombro en el corazón de Juan cuando su Rabí Jesús se revela a sí mismo en gloria para compartir una vez más con él una revelación que altera la historia. Imagínate la pasión que Juan sintió cuando sus últimos días, que él pensó que pasaría solo en el exilio, se ven interrumpidos por el capítulo final de la obra del reino, llegando directamente de la boca de su Salvador.

Dios ama interrumpir las etapas de nuestras vidas en las que nos sentimos más perdidos con encuentros gloriosos con él. Le encanta reutilizarnos para el increíble trabajo del reino cuando ya creíamos que éramos inútiles. Él desea reunirse con nosotros y darnos la visión de sus planes para traer su reino a la tierra. No importa dónde estés o qué edad tengas, Dios tiene planes tremendos para todos aquellos que lo sirven. No hay trabajo demasiado pequeño que él pueda darnos. No hay momentos en nuestras vidas en que estemos inutilizables. No hay una edad en la que debamos dejar de ser usados por nuestro Salvador. Jesús anhela reunirse contigo hoy y contarte sus planes para la salvación. Él anhela capacitarte para que puedas hacer una gran obra para su reino. Desea que veas su reino venir a la tierra todos los días de tu vida hasta que des tu último aliento aquí y despiertes con él. Que puedas recibir y compartir la revelación que Jesús te da hoy con un mundo que necesita conocerlo desesperadamente.

Guía de Oración:

1. Medita en el deseo de Dios de encontrarse contigo en cada etapa de tu vida. Permite que la Biblia te llene de fe y de deseos de encontrarte hoy con tu Rey.

“Clama a mí y te responderé, y te daré a conocer cosas grandes y ocultas que tú no sabes”. Jeremías 33:3

“Pero, cuando venga el Espíritu de la verdad, él los guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que dirá solo lo que oiga y les anunciará las cosas por venir”. Juan 16:13.

“¡Refúgiense en el Señor y en su fuerza, busquen siempre su presencia!”. 1 Crónicas 16:11

2. Pídele al Espíritu Santo que hoy te llene de nuevo. Abre tu corazón y recíbelo para que puedas vivir con poder para ver el reino de Dios aquí en la tierra.

3. Pregúntale a Dios qué es lo que él quiere que hagas hoy. ¿Cómo quiere usarte para que su reino avance en la tierra?

“Venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo”. Mateo 6:10

Qué increíble regalo que Dios nos elija para usarnos para los propósitos de su reino. Tú y yo podemos hacer un impacto real y eterno en la tierra. No importa cuál sea nuestra edad o nuestros fracasos pasados, Dios desea usarnos, y a través de la venida del Espíritu Santo, tenemos a Dios morando dentro de nosotros. El mismo Dios que levantó a Cristo Jesús de la tumba, dio poder a los discípulos para hacer obras milagrosas y ha estado en la raíz de cada gran despertar espiritual que mora en nosotros. Deja que Dios te use hoy en formas grandiosas y poderosas para difundir el evangelio del amor donde quiera que vayas.

Lectura Complementaria: Mateo 6

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