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Ánimo Para la Mujer - La Semana del 3 de Junio

 

NO HAGO LO QUE QUIERO, SINO LO QUE ABORREZCO

Marybeth Whalen

“No entiendo lo que me pasa, pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco.” Romanos 7:15 (NVI)

 

         

Devoción:

Él regresó a casa del trabajo, estoy segura que sintiéndose cansado. Pero en lugar de quejarse, se remangó la camisa y comenzó a hacer tostadas francesas y a freír tocino para la cena. Mientras lo hacía me contó sobre el día difícil que había tenido, más de 100 personas fueron despedidas en su empresa. Aunque a él no lo habían despedido, sentía pena por aquellos que sí y se preguntaba si estaría en la próxima lista de nombres.

Después de la cena, se ocupó del baño de los niños más pequeños. Una vez que ellos estaban acurrucados en sus camas, llevó a un hijo con él a la tienda. Regresó a casa feliz, recitando la lista de cosas que me había ido a buscar.

"¡No trajiste las vitaminas!," le dije. "¡Ese fue el motivo de que fueras a la tienda!" Su sonrisa desapareció. Desconcertado se ofreció a volver a salir y buscar las vitaminas si realmente las necesitábamos. "Pues claro que las necesitamos, si no, no las habría pedido", dije yo. Se fue otra vez. Era tarde. Estaba cansado.

Regresó a casa por segunda vez, feliz nuevamente, blandiendo un pomo de vitaminas, de las que yo había pedido, pero no de marca. "¡Estas estaban que si compras una, lleva otra gratis!" dijo él, ondeando las dos cajas, una en cada mano. Yo le eché un vistazo a las cajas y dije con tono sarcástico:

"Hay algunas cosas que no se compran baratas", le reproché. Él se escabulló a la cocina para guardar las vitaminas en el armario, lejos del alcance de la vista. Después se quedó dormido en el sofá, el libro que había intentado leer subía y bajaba en su pecho mientras dormía.

Esta es una historia real que se produjo en mi casa. Esta mañana, mientras oraba, Dios me trajo esta escena a la mente, y me permitió ver mi fealdad. Aquí vemos a este hombre realmente estupendo que está tratando de servir, amar y dar, y vemos a esta esposa brusca, ingrata y desagradecida que mete la pata por completo al no amarlo y servirlo a cambio. En su lugar, vemos cómo quiere hacer las cosas a su manera y que hace pucheros como una niña de dos años cuando eso no sucede. Vemos que, una vez más, aflora su necesidad de hacer pequeños comentarios innecesarios. Vemos que ella se concentra en lo negativo y en el proceso pasa por alto tantas cosas positivas.

Hoy nuevamente me recordaron lo que tengo y lo que puedo perder. Mis palabras hieren o, al menos, no llegan ni remotamente a lo que pudieran producir en la vida de mi esposo. Escojo criticar en lugar de cultivar. Escojo litigar en lugar de amar. Aborrezco estas selecciones que hago y sin embargo, una y otra vez regreso a esta necesidad impelente de defender mi caso, de sostener mis derechos, de salirme con la mía y de ser la primera. Cuando Dios me pide que esté dispuesta a ser la última (Marcos 9:35). En la vida…y en el matrimonio.

Quiero comportarme mejor, hablar con más amabilidad, buscar las muchas cosas buenas en lugar de ir tras las malas. Quiero ser una esposa que sea su fuente de bien, no de mal, todos los días de su vida (Proverbios 31:12). Estoy trabajando en eso, pero hay días en los que caigo otra vez en estos patrones carnales que son tan malos y feos, retrocedo impresionada ante mi propia imagen cuando me la muestran. Yo sé actuar diferente, debo actuar diferente.

Mañana lo intentaré otra vez. Y... ¿amor? Gracias por perseverar en esos días en los que yo no lo hago.

Amado Señor, ayúdame a honrar a mi esposo con mis palabras y con mis pensamientos. Ayúdame a entender que mis palabras cuentan. Puedo escoger edificarlo o derrumbarlo. Ayúdame a escoger edificarlo y dame la fuerza para hacerlo. En el nombre de Jesús, Amén.

 

Aplicación: 

 

La próxima vez que te sientas tentada a decirle a tu esposo palabras descorteces, ora primero, reconoce que Dios puede darte la victoria sobre tu carne mediante su Espíritu.

 

Recursos sugeridos:

 

Quienes somos

 

Más recursos

 

Puntos para reflexionar:

 

A menudo me hago esta pregunta: ¿Es más importante para ti tener la razón o tener la relación?

 

Versículos para recordar:


Romanos 8:6, “La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz.”  (NVI)

Gálatas 5:17, “Porque ésta desea lo que es contrario al Espíritu, y el Espíritu desea lo que es contrario a ella. Los dos se oponen entre sí, de modo que ustedes no pueden hacer lo que quieren. (NVI)            

 

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