Marzo 19
Es una gran tragedia que muchas personas viven en esta vida sin relacionarse con su Creador. No dar importancia a esa relación, es perder el propósito de su existencia y el mayor privilegio al alcance de la humanidad: conocer a Dios. Hasta los cristianos pueden menospreciar el honor de conocer a Cristo más íntimamente.
La ardiente pasión de Pablo de conocer al Señor, lo llevó a considerar todo lo demás como sin valor en comparación con esa grandiosa bendición. Aunque los creyentes pueden aceptar a Cristo como su Salvador, servirle fielmente, y esperar estar con Él en el cielo, muchos no tienen hambre de conocerle más ahora mismo.
¿Cómo podemos estar satisfechos simplemente con ser salvos y tener tan poco interés en la relación más maravillosa que existe a nuestro alcance? Seguir a Cristo con la pasión de Pablo exige sacrificio, pasar tiempo a solas con el Señor, rendirle nuestra voluntad, y aprender a conocerle a través del sufrimiento. Aunque la salvación es un don gratuito, la intimidad con Dios es un proceso costoso, pero la recompensa es invalorable y eterna.
Nuestra cultura nos inunda con distracciones que pueden hacernos indiferentes a la necesidad de tener una relación más profunda con Cristo. Algunas personas incluso sustituyen el conocimiento personal con el Señor, por saber cosas acerca de Él.
Examine su vida para ver lo que está poniendo trabas a su pasión por Dios. Piense en cómo podría sacar tiempo cada día para estar a solas con Él. En medio de su rutina, busque su orientación y escuche su voz. Usted también llegará con el tiempo a considerar todo lo demás como basura en comparación con el conocimiento de Cristo. Examine su vida para ver lo que está poniendo trabas a su pasión por Dios. Piense en cómo podría sacar tiempo cada día para estar a solas con Él.
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