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Encuentro con Jesús - 30 de Abril, 2010

Abril 30, 2010

Hebreos 11.23-28 

Muchas personas consideran a Moisés un "pilar" bíblico de los días del Antiguo Testamento, un hombre sin igual en santidad. Pero lo más probable es que tal idea lo habría hecho reír. Sí, fue llamado a hacer grandes cosas con la ayuda del Señor, y tuvo un encuentro con el Todopoderoso de la manera más insólita. Pero, al igual que nosotros, era un ser humano normal y pecador. No obstante, el Nuevo Testamento lo elogia por algo que todos podemos tener: fe.

Quienes aparecen en Hebreos 11 fueron elegidos porque actuaron obedientemente, y Dios hizo grandes cosas a través de ellos.

Nosotros, también, podemos ver su mano en nuestras vidas si actuamos con fe. Cuando confiamos en Dios y le obedecemos, Él pone en evidencia su poder y demuestra que es verdaderamente el Señor. Cuando su poder actúa a través de nuestra debilidad, nos enseña a confiar en Él.

Esto no quiere decir que el camino es fácil; Jesús advirtió que la senda de la fe incluye el sufrimiento. De hecho, muchos de los primeros cristianos fueron torturados y asesinados por su causa, y todavía hoy la fe cristiana es perseguida duramente en varias partes del mundo. Aunque es posible que ésta no sea nuestra experiencia, cada uno de nosotros ha sido malinterpretado o ridiculizado por obedecer a Cristo.

Hasta el más leve maltrato puede llevarnos a preguntarnos si vale la pena sacrificarnos por nuestra fe. Tenga la seguridad de que es la mejor manera de vivir. Dios responde a la fe haciendo posible que sus hijos soporten dificultades, demostrando su poder en su situación, y dándoles contentamiento y gozo. Hasta el más leve maltrato puede llevarnos a preguntarnos si vale la pena sacrificarnos por nuestra fe. Tenga la seguridad de que es la mejor manera de vivir.

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