Junio 2, 2010
La intranquilidad está alcanzando proporciones epidémicas en nuestra cultura. Pero, como creyentes, tenemos la orden de no afanarnos (v. 22). Antes bien, debemos confiar en una promesa condicional de nuestro Padre celestial: si buscamos su reino, todas nuestras necesidades serán satisfechas (v. 31). Esto es contrario a la filosofía del mundo que dice que debemos lograr el éxito por nuestros propios medios, y hacer lo que podamos para suplir nuestras necesidades. ¡Qué alivio es confiar en el Rey soberano de toda la creación, en vez de hacerlo con nuestras escasas fuerzas!
Piense en las cualidades de nuestro Rey:
- Cumple su palabra. Cada promesa suya está respaldada por su divina naturaleza. Según Tito 1.2, Dios no puede mentir. Él nunca hace una promesa para no cumplirla después.
- Es omnisciente. Nuestro Padre celestial está consciente de todas nuestras necesidades, tanto de las que traemos a Él en oración, como de aquellas de las que no estamos conscientes.
- Es todopoderoso. El Gobernante soberano del universo respalda sus promesas con su omnipotencia. "Nada hay imposible para Dios" (Lc 1.37).
- Se interesa. El cuidado de Dios para con las aves y las flores es prueba del cuidado que tiene para con quienes están hechos a su imagen. Él no sólo puede satisfacer nuestras necesidades, sino que también quiere hacerlo.
www.encontacto.org - www.encontacto.org/meditaciondiaria - www.encontacto.org/archivodevocional