Junio 15, 2010
Cuando usted enfrenta decisiones difíciles, ¿presta atención a su conciencia? ¿Es siempre acertado confiar en esa voz interior?
Dios nos ha dado a todos una "brújula moral". De hecho, reflejar su verdad a los hombres es una de las maneras que Él tiene de mostrarse a la humanidad. La conciencia es una alarma divina que nos previene contra el peligro inminente. Su principal objetivo es protegernos y guiarnos de acuerdo con la voluntad de Dios.
Pero el pecado distorsiona la percepción y puede descarriarnos. Por eso es importante comprender la diferencia entre obedecer lo que dice el corazón, y dejar que una conciencia limpia nos ayude a tomar decisiones. Antes de elegir, pregúntese: ¿Qué será mejor moralmente? Si el sistema del mundo acerca de lo que es aceptable ha penetrado su corazón, entonces su conciencia no es confiable. Pero si ha dejado que la Palabra de Dios impregne y transforme su manera de pensar (Ro 12.2), puede confiar en esa voz interior.
El Espíritu Santo guía a los creyentes, junto con una conciencia que conoce los asuntos de Dios. Para mantener una conciencia sana, debemos meditar todo el tiempo en las Sagradas Escrituras. Los Diez Mandamientos son una base sólida para la moral, y somos sabios al interiorizarlos, especialmente los dos que resaltó Jesús: amar a Dios sobre todas las cosas, y amar al prójimo (Mt 22.36-40).
¿Qué impacta mayormente sus convicciones? ¿La verdad de la Biblia? ¿O los criterios del mundo en cuanto al bien y al mal han contaminado su corazón? El Todopoderoso sabe lo que es mejor para usted, su Hijo, y le ha dado la conciencia para ayudarle a tomar decisiones sabias. ¿Qué impacta mayormente sus convicciones? ¿La verdad de la Biblia? ¿O los criterios del mundo en cuanto al bien y al mal han contaminado su corazón?
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