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Encuentro con Jesús - 21 de Junio, 2010

Junio 21, 2010

Filipenses 4.10-19 

El pasaje de hoy muestra una paradoja interesante. Pablo promete a los filipenses que Dios suplirá todas las necesidades de ellos (v. 19), pero reconoce que él mismo atravesaba tiempos de necesidad (v. 12). Para reconciliar estas dos declaraciones, consideremos qué piensa Dios.

Pablo escribió estas palabras desde la celda de una prisión, un lugar de gran incomodidad física. Desde una perspectiva humana, todos estaríamos de acuerdo en que Dios debía haber auxiliado a Pablo aliviando su sufrimiento. Pero, en cambio, el Señor le enseñó a tener contentamiento en esta difícil situación. Aunque su incomodidad física se mantuvo, pudo tener un cambio de actitud, que era una necesidad mucho mayor.

Un cambio de actitud ante el sufrimiento permanente es un desafío enorme. Sin ayuda, esto nos resulta imposible, pero el Señor promete fortalecernos por medio de Cristo. Al vivir en sujeción y obediencia a Dios, tenemos su poder para vencer nuestras actitudes negativas y pecaminosas, y para aprender a tener gozo en todas las situaciones.

Nuestro problema no es que el Señor no proveerá para nosotros, sino que a menudo no logramos entender cuáles son nuestras necesidades más profundas. Dios ve las cosas desde una perspectiva ilimitada, y actúa para nuestro bien eterno, dándonos de la fuente ilimitada de "sus riquezas en gloria", conforme a sus buenos propósitos.

En vez de pedirle a Dios que le quite su dificultad, trate de pedirle que le fortalezca por medio de ella. Aunque no siempre le librará de las pruebas, puede contar con que el Señor trabajará en usted para que tenga contentamiento, cualquiera que sea su necesidad externa. En vez de pedirle a Dios que le quite su dificultad, trate de pedirle que le fortalezca por medio de ella. Aunque no siempre le librará de las pruebas.

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