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Encuentro con Jesús - 23 de Junio, 2010

Junio 23, 2010

Isaías 40.12-26 

Cuando usted piensa en Dios, ¿qué le viene a la mente? A menudo, la gente ve a Dios de la manera que mejor se adapta a su necesidad o situación particular. Por ejemplo, una persona que lucha con la culpa puede centrarse en el perdón del Señor, o en la santidad. Y alguien con anhelo de justicia, puede pensar en la rectitud del Todopoderoso.

Pero la verdad es que su carácter abarca mucho más de lo que podríamos comprender o tratar de explicar. Me resultaría imposible resumir en este devocional la descripción de un Dios tan maravilloso. Sin embargo, es importante ver lo que dice la Biblia, para tener una imagen precisa de Aquel a quien adoramos.

Hoy nos centraremos en un atributo: su grandeza. Nuestro pasaje nos dice que Dios es mayor que la creación (v. 12), ya que con su mano lo hizo todo. Él es superior a las naciones, y a cualquier ídolo hecho por el mejor artesano (vv. 18-20). De hecho, está por encima del mundo y de toda la humanidad (vv. 22, 23), sobrepasando aun a los cielos y a todas las galaxias.

Los pensamientos de nuestro Padre son mucho más grandes que los nuestros (Is 55.9), y mucho más elevados de lo que podemos entender. El Salmo 93.1 dice: "Jehová reina; se vistió de magnificencia; Jehová se vistió, se ciñó de poder".

Medite en el Dios maravilloso al que adoramos. Él es realmente digno de nuestra alabanza. Al captar siquiera una fracción de su grandeza, nuestra respuesta debe ser la humilde adoración. Después de todo, ¿quiénes somos nosotros para que Él quiera tener nuestra amistad, tanto así que envió a su Hijo a morir por nuestros pecados? Medite en el Dios maravilloso al que adoramos. Él es realmente digno de nuestra alabanza. Al captar siquiera una fracción de su grandeza, nuestra respuesta debe ser la humilde adoración.

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