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Encuentro con Jesús - 28 de Junio, 2010

Junio 28, 2010

Génesis 39.1-23 

En las noticias vemos regularmente imágenes de calamidades en nuestro mundo. Y, en lo personal, también experimentamos tiempos difíciles. Lo mismo sucede con familiares y amigos que enfrentan dificultades con sus hijos, la pérdida de sus empleos y rupturas matrimoniales.

Como cristianos, tenemos un Padre celestial que ha prometido estar con nosotros en nuestras dificultades. Podemos confiar en Él; Dios sabe antes que nosotros lo que sucederá; nada está oculto a sus ojos (He 4.13). Él ve en la oscuridad de los tiempos difíciles con tanta claridad como lo hace a la luz del día (Sal 139.11, 12). Por medio de su Espíritu, el Señor nos da el consuelo, las fuerzas y la sabiduría para perseverar. La historia de José ilustra esta verdad. Tras ser rechazado por sus hermanos, y vendido como esclavo, fue acusado falsamente por la esposa de su amo y encarcelado. Pero en medio de ese tiempo, el joven hebreo experimentó la presencia y el favor divinos.

Dudo que José comprendiera los designios del Señor durante su esclavitud y encarcelamiento. Pero después, como segundo al mando después de Faraón, entendió el propósito de Dios al permitir esos años difíciles. Al final, José evidenció lo que él sabía que era la verdad. Sus hermanos habían pensado hacerle daño, pero Dios usó todo su sufrimiento para llevar a feliz término su plan (Gn 45.4-8; 50.20).

Cuando los problemas lo golpeen, recuerde la verdad de Dios, y cobre ánimo. El Espíritu Santo que mora en nosotros tiene los recursos para darnos lo que necesitamos, prepararnos para la jornada y sostenernos con su presencia durante los días malos. Nada puede impedir que los propósitos de nuestro Señor se cumplan (Is 14.27). Cuando los problemas lo golpeen, recuerde la verdad de Dios, y cobre ánimo. El Espíritu Santo que mora en nosotros tiene los recursos para darnos lo que necesitamos.

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