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Encuentro con Jesús - 20 de Julio, 2010

Julio 20, 2010

Mateo 5.43-48 

El abuso está extendido en nuestro mundo. Constantemente surgen historias de personas infligiendo daño a otras. Desgraciadamente, pocas víctimas saben dónde buscar alivio y restauración. Es probable que usted conozca a alguien que necesita escuchar que Dios es un refugio para los que han sido víctima de abuso. A lo mejor esa persona sea usted misma.

El Padre celestial es fiel para consolar a sus hijos y sanar sus heridas. Cuando su fortaleza nos sostiene, podemos reaccionar de manera correcta ante el abuso y el agresor.

  • Dígale: "señor, ¿qué quieres que yo haga?" no hay una respuesta específica, ya que existen muchos tipos y grados de abuso. Dios sabe cuando la respuesta correcta es marcharse de la casa, buscar consejo, quedarse y orar por el agresor, o proceder de otra forma. El Señor nunca le dirá nada que contradiga su Palabra.
  • Ore por el agresor. Específicamente, pídale al Señor que le indique lo que motiva a esa persona a causar daño a otros. Me gustaría haber orado de esta manera antes por mi padrastro, quien nos maltrataba físicamente a mi madre y a mí. Mi proceso de sanidad apresuró su marcha cuando, por fin, me entere de que él había soportado un cruel trato de su padre. Un pasado duro no excusaba su proceder, pero fui capaz de sentir compasión por él, gracias al amor de dios que obraba en mí.
La tierna gracia de Dios cura las heridas del maltrato. Solo él puede sustituir el resentimiento con la compasión, borrar el dolor de los recuerdos amargos, y dar a las personas abusadas un sentido de valía renovado. Por nuestro refugio en su amor, podemos salir adelante aun en condiciones difíciles. La tierna gracia de Dios cura las heridas del maltrato.

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