Julio 28, 2010
En Mateo 12, Jesús habla del pecado imperdonable. Los cristianos a veces interpretan mal sus palabras, y terminan temiendo que pudieran haber cometido un pecado imperdonable. El contexto del pasaje de hoy nos ayuda a comprender por qué no es así.
Cristo usó el poder del espíritu Santo para curar a un endemoniado que era sordo y mudo. Los asombrados espectadores comenzaron a sospechar que él era el Mesías prometido (v. 22), y por eso los líderes religiosos trataron de ahogar el entusiasmo cada vez mayor de la multitud diciendo que el Señor actuaba en sociedad con Satanás, y que había usado el poder del diablo para realizar este milagro. Cristo refutó sus palabras, y en el v. 32 dijo: "al que hable contra el espíritu Santo, no le será perdonado". El comentario de Jesucristo estuvo dirigido a una situación muy específica, única en su tiempo.
Aunque los fariseos habían visto al Señor sanar a muchas personas por medio del espíritu, atribuyeron la obra milagrosa a Satanás. Jesús declaró que este pecado —la afirmación de que el espíritu de Dios era el inmundo espíritu del diablo— era imperdonable.el pecado fue la blasfemia, hecha intencionalmente y sin arrepentimiento a pesar de la evidencia irrefutable. Esta situación —ser testigos personales de los milagros de Jesús y renegar del espíritu— no se puede repetir hoy.
Muchos versículos del nuevo testamento nos aseguran que no hay ningún pecado cometido hoy que esté más allá del alcance del perdón divino. Así que, si el sentimiento de culpa amenaza con aplastarlo a usted, lea romanos 8.1 con gratitud. Muchos versículos del nuevo testamento nos aseguran que no hay ningún pecado cometido hoy que esté más allá del alcance del perdón divino.
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