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Encuentro con Jesús - 5 de Octubre, 2010

Octubre 5, 2010

Juan 16.33 

Los tiempos turbulentos en que vivimos desafían nuestro sentido de seguridad y bienestar. En un mundo lleno de violencia, injusticias, inestabilidad económica y desastres naturales, ¿cómo podemos vivir con una seguridad inalterable? Las palabras de Jesús a sus discípulos parecen contradictorias, porque la paz y las tribulaciones simplemente no van de la mano.

Esto no tiene ningún sentido a menos que entendamos que la paz de Cristo no es lo mismo que la paz del mundo (Jn 14.27). La persona promedio piensa que la paz vendrá con un cambio externo en sus circunstancias. Cuando tenga un trabajo mejor o más dinero, entonces estaré satisfecho. O, si cierta persona que es parte de mi vida cambia, me sentiré a gusto. Pero Cristo ofrece una relación con el Padre celestial que llena nuestros corazones de contentamiento y satisfacción, sin importar las circunstancias externas.

Recordemos que Cristo no nos ofreció de su paz en un buen momento, sino pocas horas antes de que el mundo de sus discípulos se viniera abajo. Todos sus sueños y todas sus esperanzas se desvanecieron cuando el Mesías colgaba en la cruz. Aunque no lo entendieron en ese momento, Cristo les ofreció exactamente lo que ellos necesitarían para enfrentar los problemas que se les avecinaban. De la misma manera, Él nos brinda la paz que mantiene firme nuestra alma en los momentos de tensión.

Es imposible controlar todas las circunstancias para sentirnos seguros y protegidos. La manera de vencer al mundo no es eliminando las dificultades. La victoria se logra andando en medio de los problemas con la confianza en la soberanía de Dios y en el propósito divino de todo lo que Él permite. Es imposible controlar todas las circunstancias para sentirnos seguros y protegidos. La manera de vencer al mundo no es eliminando las dificultades. 

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