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Encuentro con Jesús - 15 de Octubre, 2010

Octubre 15, 2010

Santiago 1.23-25 

Dios no se anda con imprecisiones. Cuando él susurra desde las páginas de la Biblia o confronta por medio de las palabras de un amigo, el Padre se ocupa de lo que tiene que ver con la vida de sus hijos. Con esto en mente, echemos un vistazo a las tres razones que él tiene para comunicarse con los creyentes. Quiere que:

  1. Comprendamos la verdad. Dios quiere que aprendamos sus caminos y sus preceptos, que reconozcamos nuestras debilidades, y que sintamos las necesidades de los demás. Pero no es solo para que lo sepamos intelectualmente, sino para que veamos su verdad en nuestras vidas. Por ejemplo, el Señor le aseguró a Pablo que su poder era suficiente para sostenerlo en todo (2 Co 12.9). Las circunstancias le enseñaron al apóstol que la Palabra de Dios era verdad.
  2. Seamos conformados según la verdad. Nuestras vidas son moldeadas por nuestras creencias. Lo que consideramos como verdadero influye en nuestro pensamiento. A la vez, nuestra manera de pensar afecta nuestro carácter, conducta y conversación. Dios está decidido a moldear a sus hijos a la imagen de Cristo para que reflejen su evangelio al mundo.
  3. Comuniquemos la verdad. Cada hijo de Dios está llamado a hacer discípulos (Mt 28.19). Los creyentes pueden conocer al Señor y andar en su luz, pero nos quedamos cortos en cuanto a esta expectativa. Debemos compartir el evangelio, comunicando la verdad de Dios a otros y explicándoles cómo actúa su Palabra en nuestras vidas.
      Los cristianos somos la luz que refleja la gloria de Dios a este mundo. Brillamos con fulgor cuando estamos atentos a la voz de Dios y obedecemos su voluntad. Brillamos con fulgor cuando estamos atentos a la voz de Dios y obedecemos su voluntad. 

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