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Encuentro con Jesús - 9 de Noviembre, 2010

Noviembre 9, 2010

Mateo 16.21-24 

A veces, podemos luchar con las instrucciones que recibimos del Señor. Nos preguntamos si vienen de Él, porque…

Están en contra de nuestros deseos personales. La madre de Jacobo y Juan pidió que sus hijos se sentaran a los lados de Jesús en el cielo. El Señor dijo "no" a su petición egoísta, y llamó a sus hijos a tener una vida de humilde servicio a los demás (Mt 20.20-28).

Están en conflicto con nuestro razonamiento humano. Algunos de los discípulos del Señor Jesús esperaban que éste gobernara como el Rey largamente profetizado. Cuando Él les dijo que iba a ser muerto por los líderes religiosos, sus palabras no encajaron con lo que ellos pensaban sobre el futuro.

Desafían nuestra fe. Cristo dijo a los discípulos que resucitaría al tercer día (Mt 16.21). Pedro y los demás tuvieron que aceptar las palabras de Jesús, a pesar de que muchas personas, entre ellos algunos líderes religiosos, no creían en la resurrección del cuerpo (Mt 22.23).

La dirección de Dios puede también requerir valentía. Vemos esto claramente en la vida de Josué. El Señor lo nombró como el líder que introduciría a Israel a la Tierra Prometida (Jos 1.1-6). Nuestro Padre celestial puede pedirnos que nos convirtamos en líderes de nuestra iglesia, participar en un viaje misionero, o servir a quienes son difíciles de amar. Él quiere que sigamos adelante con valentía, y que obedezcamos.

Entender a Dios no debe implicar conjeturas. La Biblia es una buena fuente para confirmar la dirección divina, ya que nuestro Padre celestial no dará ninguna guía que sea contraria a los preceptos bíblicos. Nuestro Padre celestial no dará ninguna guía que sea contraria a los preceptos bíblicos. 

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