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Ánimo Para la Mujer - La Semana del 17 de Noviembre

   

EN CALMA Y QUIETUD

Van Walton

 

"Señor, mi corazón no es orgulloso, ni son altivos mis ojos; no busco grandezas desmedidas, ni proezas que excedan a mis fuerzas."

Salmo 131:1 (NVI)

 

 

Lectura:

La joven madre trabajaba en la cocina con destreza admirable. ¡Cuántas cosas lograba hacer con sólo una mano! En una sostenía a su bebé y con la otra abría gavetas, sacaba platos, tazas y cubiertos, y preparaba café.

 

Y mientras el aroma de café recién preparado llenaba la cocina, ella tatareaba una dulce canción de cuna. Finalmente nos sentamos a degustar de una taza de café y de la mutua compañía. Entonces me di cuenta que a pesar del ajetreo, su niño había estado dormido todo el tiempo.

¡Si tan sólo yo pudiera dormir con tal paz a pesar del caos que me rodea! ¿Qué secreto se halla escondido dentro del corazón de este pequeñito?

El Salmo 131:2 ofrece la respuesta, "He calmado y aquietado mis ansias.  Soy como un niño recién amamantado en el regazo de su madre".

¡Cómo quisiera escapar los retos de la vida! A veces siento como que la fuerza y la frecuencia de las pruebas que me atormentan son demasiadas, hasta el punto en que temo perecer. Y en mi angustia he clamado: "¡No puedo más, Señor! ¡Ten misericordia! ¿Cómo lograré enfrentar todo esto?"

Y el Señor susurra a mi oído: "Aquieta tu alma, como un niño recién amamantado descansa en el regazo de su madre".

Amada hermana, si las tormentas de la vida te amenazan hasta el punto en que sientes como que no puedes más, y - como yo - te sientes tentada a darte a por vencida, ¡hazlo!

 

¡Date por vencida!

 

Ríndete a los pies del Señor. Y como el niño que descansa en los brazos de su madre, descansa en los brazos de tu Padre - ríndele tus problemas, confía y descansa.

 

 

Amado Señor: Tu Palabra me dice que Tú eres refugio fuerte y que no me darás más de lo que puedo tolerar. Creo en obediencia y confío en tu cuidado. ¡Aquieta mi alma! En el Nombre de Jesús. Amén.

 

 

Pasos para la aplicación:

Ponte una meta de 30 minutos al día en los cuales puedas sentarte a solas para aquietar tu alma. Empieza este tiempo diciéndole a tu Padre: "Como un niño descansa en los brazos de su madre, confío en que Tú tomarás mis problemas y los someterás a Tu autoridad".

 

Repite esta oración hasta que tu alma se aquiete.

 

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Puntos para reflexionar:

¿Qué áreas de mi vida son demasiado pesadas para mí?

 

¿Qué pasos puedo dar para deshacerme del peso de mis cargas?

 

¿Hay alguien quién puedo hablar para que me ayude a entregarle mis cargas a Dios?

 


Versículos que te darán fuerza:

Salmo 32:7, "Tú eres mi refugio; tú me protegerás del peligro y me rodearás con cánticos de liberación". (NVI)

Salmo 131, "Señor, mi corazón no es orgulloso, ni son altivos mis ojos; no busco grandezas desmedidas, ni proezas que excedan a mis fuerzas. Todo lo contrario: he calmado y aquietado mis ansias. Soy como un niño recién amamantado en el regazo de su madre. ¡Mi alma es como un niño recién amamantado! Israel, pon tu esperanza en el Señor desde ahora y para siempre". (NVI)

1 Corintios 10:13, "Ustedes no han sufrido ninguna tentación que no sea común al género humano. Pero Dios es fiel, y no permitirá que ustedes sean tentados más allá de lo que puedan aguantar. Más bien, cuando llegue la tentación, él les dará también una salida a fin de que puedan resistir". (NVI)

 

© 2010 de Van Walton. Todos los derechos están reservados.

 

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