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Encuentro con Jesús - 20-21 de Noviembre, 2010

Noviembre 20, 2010

Mateo 6.8-13 

Cuando Cristo enseñó a sus discípulos a orar, les dijo que se dirigieran a Dios como "Padre nuestro". Antes habían escuchado decir a Jesús: "Mi Padre", pero ahora, ellos también tenían parte en esa privilegiada relación familiar. Todos los que hemos nacido de nuevo en la familia de Dios tenemos este mismo derecho.

Puesto que nuestras percepciones acerca de Dios son moldeadas por nuestros padres terrenales, todos tenemos diferentes percepciones acerca de Él, pero Jesús es el único que tiene un concepto exacto del Padre celestial. Consideremos algunas de las maneras como Él se interesa por sus hijos:

  • Ama: El amor de Dios es incondicional, ya que se basa en su naturaleza, no en nuestro desempeño (1 Jn 4.16).
  • Escucha: Cuando oramos, Él nos da toda su atención (Sal 55.16, 17).
  • Provee: El asume la responsabilidad de suplir todo lo que necesitemos (Fil 4.19).
  • Guía: Él es quien dirige nuestro camino cuando confiamos en Él (Pr 3.5-6).
  • Protege: El Señor nos protege espiritual, emocional y físicamente, pasando por el tamiz de sus dedos soberanos cada una de nuestras experiencias (Sal 121.1-8).
  • Permanece: No está ausente, ya que Él nunca nos dejará ni desamparará (Dt 31.8).
  • Disciplina: El Señor nos disciplina para nuestro bien, de modo que podamos participar de su santidad (He 12.5-11).
Aunque las experiencias con nuestros padres terrenales pueden haber distorsionado nuestro concepto del Padre celestial, podemos aprender a verlo como Él es realmente. Al contemplarlo a través de la verdad de la Biblia, en vez de nuestras ideas preconcebidas, veremos evidencias de su amoroso cuidado, y descubriremos una seguridad que nunca habíamos conocido antes. El amor de Dios es incondicional, ya que se basa en su naturaleza, no en nuestro desempeño. 

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