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Encuentro con Jesús - 22 de Noviembre, 2010

Noviembre 22, 2010

Génesis 3.1-13 

El pasaje de hoy ofrece una imagen de lo que sucede cuando los creyentes no escuchan a Dios. Eva conocía tan bien el mandamiento del Señor, que lo repitió casi literalmente a la serpiente. No obstante, el orgullo y los apetitos carnales se apoderaron de ella, y fue engañada. Dejó de escuchar a Dios, y abrió sus oídos a la voz equivocada.

Piense en las tantas voces que oímos en un día cualquiera. Los medios de comunicación, las vallas publicitarias y hasta los amigos y los familiares nos bombardean la mente con ideas y filosofías. Oímos mensajes vanos e impíos envueltos en un lenguaje atractivo. Es fácil ser presa del engaño, a menos que tengamos siempre frente a los ojos y el corazón los preceptos bíblicos.

Eva se metió en problemas, sencillamente porque se detuvo mucho tiempo escuchando las palabras de la serpiente. Satanás torció lo suficiente quién era Dios, para tentarla, alejarla de la verdad y llevarla al error. Le aseguró a Eva que, en vez de caer muerta, llegaría a ser como Dios: ¡sus ojos se le abrirían, y conocería la verdad!

En cierto sentido, las palabras del diablo eran correctas, pero falsas. Los ojos de Eva fueron abiertos, pero el conocimiento no fue tan maravilloso como insinuó la serpiente. Eva tuvo conciencia de su naturaleza pecaminosa y del abismo que se había formado entre ella y Dios. Además, su cuerpo físico sufriría la muerte como consecuencia de su pecado.

Cuídese de los mensajes que desean captar su atención. Satanás, que es tan astuto hoy como cuando estuvo en el Edén, adorna al engaño para que suene a verdad. Pero el maligno miente cuanto habla (Jn 8.44). Más bien, esté en sintonía con Dios y con su Palabra porque solo Él dice la verdad. Cuídese de los mensajes que desean captar su atención. Satanás, adorna al engaño para que suene a verdad. 

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