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Encuentro con Jesús - 20 de Enero, 2011

Enero 18, 2011 GÉNESIS 6 Una vez que recibimos a Jesucristo como Salvador, su Espíritu mora en nosotros de forma permanente. Sin embargo, hay una diferencia entre tener la salvación y caminar con el Señor. Ser salvo implica el perdón del pecado y la bendición de una seguridad eterna, mientras que caminar con Dios es un privilegio que experimentamos día tras día.

Para entender mejor esta idea, consideremos el ejemplo de Noé, un hombre que Génesis 6.9 identifica como uno que caminaba con el Señor de esa manera; es decir, vivía por fe. De seguro que no entendió la orden de Dios de que construyera un arca. Después de todo, nunca había habido lluvia, y mucho menos un catastrófico diluvio. Hasta ese momento, una niebla se levantaba de la tierra para alimentar a la vegetación. Pero, porque el Todopoderoso habló, Noé creyó y obedeció.

Para nosotros, caminar por fe no tiene que significar algo tan colosal como salvar a la flora y la fauna de la destrucción. Implica algo más común, como vivir con las prioridades agradables a Dios, invertir tiempo en la Palabra, o aferrarse a los valores de Él en un mundo que los tiene en poco. En realidad, nuestro verdadero carácter se revela a menudo cuando no hay ninguna crisis o dificultad que nos motive. Cuando somos fieles en las cosas sencillas y comunes, nuestro Padre celestial nos confía más.

Creerle a Dios y actuar en consecuencia, es un aspecto importante de la obediencia a Él. ¿Tiene usted tal confianza, que acata sus instrucciones, incluso cuando son difíciles o confusas? Pídele al Señor que aumente su fe, y renueve su compromiso de seguirle donde sea que Él le conduzca. Creerle a Dios y actuar en consecuencia, es un aspecto importante de la obediencia a Él.  

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