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Encuentro con Jesús - 15 de Febrero, 2011

Febrero 15, 2011 1 CRÓNICAS 29.10-14 Un grave error se ha introducido en la iglesia. Algunos cristianos piensan que su fe y su cartera corresponden a esferas separadas. Pero la verdad es que la salud económica y la obediencia a Dios son inseparables. Él es el dueño de todo (Hag 2.8; Sal 24.1). El dinero y los bienes son regalos del Señor; nosotros somos simples administradores.

Un mayordomo vigila el uso y el cuidado de los bienes de otra persona. Un mayordomo prudente basa sus decisiones financieras en las reglas del propietario en cuanto al uso y la multiplicación de los bienes materiales. En nuestro caso, Dios ha entretejido en la Biblia principios financieros. Puesto que toca casi todos los aspectos de la vida, el dinero es mencionado más de 2.000 veces en muchos contextos diferentes. Por ejemplo, Dios instó a los israelitas a permanecer fieles a sus enseñanzas y a evitar la trampa de la autoconfianza (Dt 8.18).

Les recordó que el poder para hacer las riquezas estaba en Él, no en manos de ellos.En el momento que un mayordomo presume ser el dueño del dinero que maneja, comete errores. Deja de consultar al Dueño, y gasta a su antojo. Incluso al tratar de hacer bien, el mayordomo descarriado se rige por su miope perspectiva, en vez de valerse de la omnipotente perspectiva de Dios, y de su tierna dirección. Por tanto, sufrirá las consecuencias de violar los principios financieros de la Biblia.

La fe y las finanzas están entrelazadas. No podemos mantener nuestro dinero fuera de la mano de Dios, porque todo es de Él; nosotros simplemente lo manejamos. Y debemos hacerlo de manera sabia y bíblica. Un creyente en el proceso de maduración sigue los principios del Señor en cuanto al uso y el aumento de sus bienes. La fe y las finanzas están entrelazadas. No podemos mantener nuestro dinero fuera de la mano de Dios.  

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