Crosswalk.com

El Camino Bíblico - 7 de Jula


Lea Psalms 72

En la lectura de hoy:

La oración de David para Salomón; el misterio de la prosperidad del malvado; el inicuo y el orgulloso son reprendidos; la majestad de Dios es alabada

«Gracias te damos, oh Dios, gracias te damos, pues cercano está Tu nombre; los hombres cuentan Tus maravillas» (Salmo 75:1). El salmista alabó al Señor por tener la seguridad de que ningún esfuerzo contra los fieles de Dios, ni por muy poderoso que sea, puede poner tropiezo a la habilidad de Dios para protegerles y bendecirles. La alabanza y la acción de gracias siempre nos lleva a la seguridad que Dios tiene todo el control del presente y del futuro de su pueblo.

Cuando tenemos que enfrentarnos a los problemas de la vida, somos enseñados a orar en fe que nuestro Dios Todopoderoso nos protegerá, nos guiará, y nos fortalecerá. Sin embargo, nuestro salmista fue guiado a prever que algunos de los santos más piadosos y preciosos al Señor sufrirían violencia por su fe, y así fue guiado a escribir: «De engaño y de violencia redimirá sus almas, y la sangre de ellos será preciosa ante Sus ojos» (72:14).

Aquí se le refiere a Dios como «(el) Dios de Jacob» (75:9); por lo tanto, nos beneficiaremos mucho al estudiar la razón por qué Dios bendijo y protegió a Jacob. Esaú había amenazado matar a su hermano Jacob sobre la primogenitura que Dios había predicho que legítimamente le pertenecía a Jacob. Dios sabía de antemano que Esaú iba a despreciar la primogenitura y que Jacob la iba a apreciar tanto que arriesgaría aun su vida para obtener la bendición final de Isaac, confirmando que Dios había escogido a Jacob para que llegase a ser el heredero del Pacto con Abraham.

Veinte años después, cuando Esaú recibió la noticia que Jacob estaba en camino a casa, Esaú fue a encontrarse con él con 400 de sus siervos (Génesis 32:6). Esto parecía como si Esaú iba a cumplir con su promesa de matar a Jacob. Esta amenaza fue la que llevó a Jacob a orar toda una noche. «Así se quedó Jacob solo; y luchó con él un varón hasta que rayaba el alba. Y cuando el varón vio que no podía con él, tocó en el sitio del encaje de su muslo, y se descoyuntó el muslo de Jacob mientras con él luchaba. Y dijo: Déjame, porque raya el alba. Y Jacob le respondió: No te dejaré, si no me bendices. Y el varón le dijo: ¿Cuál es tu nombre? Y él respondió: Jacob. Y el varón le dijo: No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel; porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido. Entonces . . . lo bendijo allí». (32:24-29). « . . . Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra». (Colosenses 3:1-2).

Pensamiento para hoy:

Vamos a escoger poner nuestros corazones en la « . . . estrecha . . . puerta . . . que lleva a la vida, (porque) pocos son los que la hallan» Mateo (7:14).

Lectura opcional:

II de Tesalonicenses 1

Versículo de la semana para aprender de memoria:

Salmos 34:1