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El Camino Bíblico - 19 de Julio

 

Psalms 144

En la lectura de hoy:

La alabanza de David por la misericordia y la bondad de Dios; los beneficios de confiar en Dios; toda la creación alaba al Señor; el triunfo en el Dios de Israel

El salmista empezó y terminó cada uno de los últimos cinco Salmos diciendo: «¡Alabad!» y «¡Aleluya!» (que quiere decir alabado sea el Señor) — literalmente — una frase expresando la grandeza de nuestro Dios. « . . . Alabaré a Jehová en (toda) mi vida; cantaré salmos a mi Dios mientras viva. . . . Bienaventurado aquel cuyo ayudador es el Dios de Jacob, cuya esperanza está en Jehová su Dios, el cual hizo los cielos y la tierra, el mar, y todo lo que en ellos hay; que guarda verdad para siempre. . . . Reinará Jehová para siempre . . . Aleluya» (Salmo 146:1-2,5-6,10) (Alabamos al Señor porque podemos buscarle en todas nuestras necesidades).

El salmista continuó diciendo: «Alabad a (Jehová) . . . Él sana a los quebrantados de corazón, y venda sus heridas. . . . Él envía Su Palabra a la tierra; velozmente corre Su Palabra» (147:1,3,15). «Alaben el Nombre de Jehová, porque sólo Su Nombre es enaltecido. Su gloria es sobre tierra y cielos» (148:13).

La verdad es esta: al paso que nos determinamos conformarnos más y más a Cristo y darle el primer lugar en nuestras vidas, veremos más interrupciones, las cuales van a querer tomar más tiempo y atención. Cuando esto pasa, somos tentados a buscar lo que es mejor para «nuestro propio reino» en vez de buscar primeramente «el reino de Dios y Su justicia» (Mateo 6:33). Muchas veces, aun a lo que llamamos «buenas cosas» nos quitan el tiempo para buscar «las mejores cosas» que Dios nos quiere dar. Sin embargo, también puede que las cosas buenas lleven a prueba nuestra fe, para ver si, como Job, nosotros también podemos decir: «Mas Él conoce mi camino; me probará, y saldré como oro» (Job 23:10).

Por todo el libro de los Salmos, podemos reconocer que nada llega a nuestras vidas por accidente. En Su sabiduría y en Su amor, todo lo que Dios permite o causa es con el propósito de desarrollar todo lo mejor y lo bueno que Él tiene para nosotros y en nosotros.

Estos últimos Salmos nos dan la seguridad que tenemos un Amoroso Padre Celestial, que quiere lo mejor para Sus hijos. Para hacer esto posible, Él nos ha provisto Su Palabra como un verdadero guía que revela cómo debemos de vivir para agradar a Dios. Dios también ha provisto Su iglesia, donde podemos cantarle alabanzas, compartir nuestros testimonios con otros creyentes que aman al Señor, y recibir instrucciones e inspiración de nuestros líderes espirituales. Dios nunca quiere que vivamos en nuestra propia suficiencia, independientes y solos (Efesios 4:16). El libro de los Salmos termina proclamando: «Todo lo que respira alabe a JAH (Jehová). Aleluya» (Salmo 150:6).

Pensamiento para hoy:

El confiar en los caminos incomprensibles del Señor es mejor que esperar en los caminos comunes y erróneos de los hombres.

Lectura opcional:

II de Timoteo 4

Versículo de la semana para aprender de memoria:

Salmos 34:3