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El Camino Bíblico - 21 de Julio

 

Lea Proverbs 4

En la lectura de hoy:

El poder de la sabiduría para protegernos del mal; los siete pecados más odiados por Dios; la necesidad de cumplir con los mandamientos de Dios

Mientras que los creyentes del Antiguo Testamento se reconocen como la esposa de Jehová y los del Nuevo Testamento se reconocen como la novia de Cristo, pues, así resulta que el placer sexual con cualquier otra persona fuera del matrimonio de un hombre con una mujer, el cual ha sido ordenado por Dios, es adulterio espiritual contra Dios. Los pecados sexuales son tan engañadores y destructivos que se habla mucho más sobre las advertencias de su perversidad en este libro de Proverbios que ningún otro pecado. Los pecados sexuales contaminan nuestro cuerpo, el cual es el templo del Espíritu Santo (I de Corintios 6:19). Las advertencias en el libro de Proverbios se encuentran en los capítulos 5; 6:23-35; todo el capítulo 7; 9:13-18; y 22:14. Dios nos revela que la única manera de estar seguros se encuentra cuando «la sabiduría . . . fuere grata a tu alma . . . te guardará; te preservará la inteligencia . . . (serás) librado de la mujer extraña, de la ajena que halaga con sus palabras» (Proverbios 2:10,19). El abandono a las relaciones pecaminosas pueden proveer gozos físicos momentarios; pero « . . . el que comete adulterio es falto de entendimiento; corrompe su alma el que tal hace» (6:32).

Dios nos advierte sobre los resultados desastrosos del adulterio los cuales son inevitables: «Al punto se marchó tras ella, como va el buey al degolladero, y como el necio a las prisiones para ser castigado» (7:22). Algunos piensan que el adulterio o la fornicación es aceptable cuando ocurre entre adultos que así lo consienten; pero Dios dice: « . . . No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios» (I de Corintios 6:9-10).

Satanás solamente nos puede tentar. El pecado empieza cuando empezamos a contemplar la tentación. Por esa razón, tenemos que «(llevar) cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo» (II de Corintios 10:5).

Cualquier persona que ha sido arrastrada por un pecado sexual debe de orar y pedirle a Dios que le perdone, pues: «El que encubre sus pecados no prosperará; mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia» (Proverbios 28:13). «(Pero) Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios. . . . (Porque) con una sola ofrenda (Jesucristo) hizo perfectos para siempre a los santificados . . . (Dios) añade: Y nunca más Me acordaré de sus pecados y transgresiones. Pues donde hay remisión de éstos, no hay más ofrenda por el pecado» (Hebreos 10:12,14,17-18).

Pensamiento para hoy:

La Palabra de Dios nos amonesta sobre el hombre: «Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él» (Proverbios 23:7).

Lectura opcional: Tito 2

Versículo de la semana para aprender de memoria:

Salmos 34:3