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El Camino Bíblico - 16 de Agosto

 

Lea Jeremiah 7

En la lectura de hoy:

La súplica por el arrepentimiento; el castigo por la rebelión de Judá; el dolor sobre los pecados del pueblo; y en verdad los ídolos perecerán

Todos los varones adultos que estaban aptos físicamente eran requeridos por la Ley de asistir las tres principales fiestas solemnes en Jerusalén. Estas ocasiones eran días de gozo y celebración de alabanza a Dios por Su provisión y protección. Pero, durante este día de celebración Jeremías no le dio al pueblo las bienvenidas; al contrario, le propuso una condenación bien severa: « . . . Oíd Palabra de Jehová, todo Judá, los que entráis por estas puertas para adorar a Jehová». Ellos querían seguir « . . . Hurtando, matando, adulterando, jurando en falso . . . (Dios les dice) ¿vendréis y os pondréis delante de Mí en esta casa sobre la cual es invocado Mi nombre, y diréis: Librados somos; para seguir haciendo todas estas abominaciones?» (Jeremías 7:1-2, 9-10).

Ellos seguían con su indiferencia al mandamiento que Dios les había dado sobre los habitantes paganos que estaban en Canaán cuando ellos primeramente entraron a la tierra: «No harás alianza con ellos, ni con sus dioses» (Éxodo 23:31-32).

El pueblo consideraba la predicación de Jeremías con estrecho de miras y no quería tolerar a este profeta de Dios. Ellos respondieron: « . . . Nosotros somos sabios, y la Ley de Jehová está con nosotros» (Jeremías 8:8). La presencia física de las Santas Escrituras y el templo de Dios les dio una falsa seguridad. Entonces el profeta les recordó: «Los sabios se avergonzaron . . . (ellos) aborrecieron la Palabra de Jehová; ¿y qué sabiduría tienen? Por tanto, daré a otros sus mujeres, y sus campos a quienes los conquisten; porque desde el más pequeño hasta el más grande cada uno sigue la avaricia; desde el profeta hasta el sacerdote todos hacen engaño» (8:9-11). Ellos estaban confiados que Dios nunca iba a permitir que ellos fuesen destruidos, pues Dios había hecho un pacto con ellos y les había llamado Su pueblo escogido. Pero, en realidad, los pactos de Dios tienen condiciones para vivir y no les da al pueblo una licencia para seguir pecando e ignorar la Palabra de Dios.

Tal y como entonces, hoy en día hay personas que neciamente piensan que cada persona debe tener la libertad de adorar a cualquier cosa o persona que quiera adorar según su propia consciencia e ignorar al mismo tiempo los derechos de nuestro Creador. Pero Cristo nos dijo: « . . . Yo soy el Camino, y la Verdad, y la Vida; nadie viene al Padre, sino por Mí» (Juan 14:6). Jesús también les recuerda a todos los que dicen ser cristianos y siguen viviendo vidas pecaminosas: «¿Por qué Me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que Yo digo?» (Lucas 6:46).

Pensamiento para hoy:

Los mejores cumplimientos religiosos nunca pueden sustituir una vida que se vive piadosamente.

Lectura opcional:

II de Pedro 1

Versículo de la semana para aprender de memoria:

II de Timoteo 3:2