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El Camino Bíblico - 26 de Sepa


Introducciones a los Libros de Nahum y Habacuc

Habakkuk 3

Nahum 1  

En la lectura de hoy:

La profecía y el cumplimiento de la destrucción de Nínive; la visión de los ayes venideros; la oración de Habacuc

Unos 150 años habían pasado desde el avivamiento durante los días de Jonás, cuando todos los de Nínive se habían arrepentido y ayunado (Jonás 3:5-10). Sin embargo, al pasar los años, el pueblo de Nínive faltó en enseñarle a sus hijos sobre el Único Dios Verdadero que les había perdonado sus vidas. Así que ellos volvieron a su comportamiento pecaminoso. Ahora había llegado el tiempo que Dios tenía que juzgar este pueblo malvado. Al mismo tiempo el profeta Nahum predijo la libertad de Judá, la cual estaba siendo oprimida por Asiria, si los israelitas se mantenían fieles a Dios. Él les suplicó: «Celebra, oh Judá, tus fiestas, cumple tus votos; porque nunca más volverá a pasar por ti el malvado; pereció del todo» (Nahum 1:15).

Asiria fue probablemente la nación más cruel de todas las antiguas naciones paganas, y su capital Nínive se había enriquecido por las guerras. Por medio de Nahum, Dios le avisó de antemano, diciendo: «¡Ay de ti, ciudad sanguinaria, toda llena de mentira y de rapiña . . . ! Nínive es asolada . . . te talará la espada» (3:1,7,15). Nínive fue destruida exactamente como fue predicho. Esa gran ciudad del pasado todavía se mantiene en ruinas como testimonio a la Palabra de Dios.

Habacuc predijo el juicio venidero que Dios iba a traer sobre Su pueblo de Judá porque adoraba a los ídolos, y que iba a usar a Babilonia para castigarlo. Pero, él también predijo el juicio de Dios sobre Babilonia por la destrucción de Judá: «¿No eres Tú desde el principio, oh Jehová, Dios mío, Santo mío? No moriremos. Oh Jehová, para juicio lo pusiste (los de Babilonia); y Tú, oh Roca, lo fundaste para castigar» (Habacuc 1:12; ver Romanos 5:3; II de Corintios 4:17; Hebreos 2:10; 12:10-11).

Desde el punto de vista que no sabemos todos los hechos, y en medio de numerosas injusticias perplejas, donde la maldad parece triunfar, no debemos dejar de confiar en el «Dios . . . Santo» (Habacuc 1:12) al preguntarnos: «¿Por qué?» Hoy en día vemos que Dios nunca se compromete con el pecado, tal y como también lo fue en aquel entonces. Pero, aún Dios perdona a la persona más pecaminosa que verdaderamente se arrepiente y viene a Él. Toda la humanidad un día reconocerá la justicia, la misericordia, y que «Jehová es bueno . . . y conoce a los que en Él confían» (Nahum 1:7). «Por la fe . . . » esperamos ese día cuando « . . . la tierra será llena del conocimiento de la gloria de Jehová» (Habacuc 2:4,14; ver Romanos 1:17; Gálatas 3:11; Hebreos 10:38; 11:1-6).

Pensamiento para hoy:

Las actividades religiosas no son buenas sustitutas para una vida piadosa.

Versículo de la semana para aprender de memoria: Juan 1:13